Por Óscar Pallares

EL VOLTIAREPAS

    En lenguaje popular es quién cambia de partido político constantemente; se acomoda a lo que le conviene sin ser fiel con nadie; está de acuerdo con algo o alguien si le trae beneficio; habiendo tomado una decisión, opta por la contraria.   El término proviene de la imagen de una persona que asa arepas y para que no se quemen las voltea.

    En los pueblos es de escarnio rabioso por un tiempo ser voltiarepa, pero con los días la gente termina calificando al sujeto de vivo, avivado, que supo a tiempo cobijarse bajo el árbol que más sombra da. De paria termina en héroe y ejemplo a seguir. Y entonces ahora el escarnio rabioso es para el que no se volteó: es tildado de pendejo, perdió su cuarto de hora. Si un sujeto se equivoca y reconoce el equívoco se interpreta como que asume la culpabilidad, pero si no se excusa y asume la responsabilidad se le crítica aún más duro.

     La moral pública que como caucho de pantaleta a cualquier cintura aprieta.

En Aguachica la estamos viviendo: incluso antes de posesionarse, a dos concejales no los bajaban de pícaros, corruptos; concertados para delinquir, ardidos porque les quitaron la mermelada, resentidos…y cuanto epíteto agraviante se les ocurriera. Y todo porque hicieron parte de una mayoría con criterio diferente a los de la administración municipal. Pero como la política es dinámica, se dice para justificar las voltiarepadas, ambos bandos se voltearon: los acusados se fueron sin despedirse para donde los acusadores, y los que los vituperaban los recibieron sin sonrojo. Cabe preguntarse entonces, ¿si ellos estaban allá porque no les daban mermelada, ahora están acá por que sí les dieron el frasco?

     Pero la pregunta de fondo es, ¿una persona puede cambiar de ideología, de partido, de equipo deportivo, de sexo, de coalición?

     Obviamente que sí. Eso hace parte de su libre albedrío. Si al principio comulgaba con una ideología y con unos principios, pero con el tiempo se convence de que no es la correcta, perfectamente puedo cambiar de bando. No todo cambio de posición es por vendido, como es común condenar a quien lo hace. Es más, creo que es de honestidad intelectual y de valientes tomar esa decisión y no permanecer donde estoy sabiendo que no debe estar. Pero tiene que tener la honradez intelectual de anunciar y explicar su decisión al pueblo que de una u otra manera comulgaban con sus posiciones. Winston Churchill militaba en el laboralismo inglés (liberal) y se tornó Conservador; las Farc eran grupo armado y al desistir de la lucha armada, ya como partido El Común denostan de ella; Álvaro Uribe fue criado políticamente por el Partido Liberal y ahora es el más férreo y consecuente conservador. Y así se podría empedrar todos los caminos morrocos con casos similares.

PRIMER RECREO: Hay adhesiones que le hacen más daño al aceptante que al adherente.

SEGUNDO RECREO: El colegio Jorge Eliécer Gaitán está esperando el nombramiento de cinco profesores que le faltan: dos de matemáticas, dos de informática, uno de primaria. La Secretaría de Educación del Cesar está en mora de satisfacer este derecho a la educación de los niños colgaitanistas.

CACHADERA DE CLASES: Se necesitan 50 millones de vacunas para atender a 35 millones de colombianos. El gobierno nacional espera que estemos felices porque solo falta que lleguen los 49 millones, 950 mil dosis.

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