Por: Diógenes Armando Pino Ávila

    Sería un despropósito no reconocer la importancia de la llegada del primer lote de vacunas, (algo es algo), así hayan sido cincuenta mil dosis, claro está que la vacuna de laboratorio Pfizer requiere dos dosis, entonces poniéndolo en cristiano llegó vacunas para veinticinco mil cristianos, o digamos que cincuenta mil para que todos los cincuenta mil queden medio vacunados. Cincuenta mil dosis que llegan tardías, meses después de que Chile, Argentina y otros países de la región habían iniciado la campaña de vacunación.

     Demos por bueno, y lo es, el que comenzaron a llegar las benditas vacunas, pero no hay que perder varios aspectos que levantan urticarias a la izquierda, tales como la ridiculez del gobierno al montar una parafernalia de sainete barato, un show mediático que ofende por lo burdo, cual es, recibir con discursos veitejulieros, con cúpula ministerial y de fuerzas armadas en el aeropuerto, con atril presidencial, cubrimiento de prensa para recibir un pequeño container con las vacunas, cuando los demás países que recibieron cuatro u ocho veces más no hicieron tremendo espectáculo ridículo. Le saca la piedra, no solo a la izquierda, sino también al ciudadano que no toma partido, pero que con juicio centrado observa los tejemanejes de la politización oficial a un acto de esta naturaleza.

    Levanta urticarias en la derecha, que no soporta el ridículo en cuerpo ajeno, que sufre al ver a su presidente en ese juego infantil de Tv, discursos, desfiles y pompa fatua, pero que el “derechoso” por guardar la compostura trata de ocultar, de no ver, de negar, para no darle el gusto al mamertismo de que hagan chistes de su presidente y al no soportar la crítica caustica, el sarcasmo y la burla, optan por sacar como respuesta la descalificación de los mamertos y menoscabar a Petro.

    La verdad es que ha sido tendencia en las redes la mamadera de gallo respecto a la postura presidencial, que asumiendo el rol de político pueblerino saca pecho por llevar seiscientas dosis a Sincelejo y vuelve y juega, caravana de radiopatrullas policiales, ulular de sirenas y hasta un tanqueta cobra escoltaba la pequeña cava donde iban las seiscientas vacunas, las que fueron recibidas por el alcalde, al que el comandante de la policía hizo regresar para que las recibiera el gobernador, como se filtró en un video en las redes, donde se ve que hasta el aplauso hubo que repetirlo.

    Pongamos en limpio lo de las vacunas y de seguir así el show, vislumbremos el descache de la ridiculez personalizada, el oso mayúsculo ante el mundo que con razón nos ven como la Republica Banana que en realidad somos. Se requieren 40 millones de dosis para cubrir la población (una dosis por persona, pero sabemos que la Pfizer requiere dos), si las van a traer en lotes de 50 mil, haría falta hacer 800 vuelos de avión, supongamos que hacen un vuelo por día (que lo dudo), se necesitarían 800 días que convertidos en meses nos daría 26, 6 meses, y siendo acuciosos, estos 26,6 meses los convertimos en años nos daría 2,2 años.

     Ahora imaginemos la entrega de dichas dosis, en caso que la hagan como en Sincelejo, ¿cuántos desfiles veremos a lo largo y ancho de la geografía del país? ¿Cuántos discursos? ¿Cuántas horas de Tv? ¿Cuántas regresadas de los alcaldes a esperar a su gobernador? ¿Cuántos aplausos repetidos? Por Dios, ni Nicolas Maduro lo hubiera podido hacer mejor en cuanto a ridiculez y eso ya es mucho decir. Vale la pena aclarar que los mamertos no tienen la culpa de que el presidente Duque siga jugando a ser Maduro por inmaduro, el mamertismo no tiene culpa de tanta papaya para hacer chistes, para hacer memes de esta caricaturesca versión de Maduro (mejorada, en lo ridículo, claro está) que le sirve en bandeja el gobierno de derecha.

    Es que el señor presidente ha sobrepasado los límites, ya no solo hace cabecitas y pinolas, ya salió del siete de los enanitos de Blancanieves y los siete colores del arcoíris, de las caritas felices para controlar el Covid 19, ya pasó del Frutiño de naranja, y ahora se encamina al reality show de las vacunas con papayeras, juegos artificiales y es posible que con corralejas, cabalgatas, zancos y payasos (bueno payasos ya los tiene).

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