Escuchar a la doctora Luisa Fernanda Pallares hablar sobre genética, es adentrarse en un cúmulo de conocimiento sobre las características y rasgos que componen al ser humano, el rigor científico y la pasión con la que documenta sus años de experiencia en esta materia, merecen ser conocidos para entender de dónde venimos como especie y cómo evolucionamos para adaptarnos a los diferentes ambientes.
EL NUEVO SUR contactó a esta profesional hija del reconocido directivo docente Óscar Hernán Pallares Ropero, nacida en Ocaña y graduada de bachiller del colegio José Eusebio Caro de ese municipio, estudió biología en la Universidad Nacional en Bogotá, luego viajó hasta Alemania, a la localidad de Plön en donde cursó un doctorado en biología evolutiva y actualmente reside en Princeton, Nueva Jersey en Estados Unidos, allí realiza su investigación postdoctoral.
La doctora Pallares explica que actualmente su énfasis de estudio se centra en los rasgos complejos, que son las características de los organismos o fenotipos, regulados por más de un gen que definen un rasgo como por ejemplo la altura de un ser humano, “entre más lo estudiamos entendemos que miles de posiciones en el genoma afectan y regulan qué tan alto es un individuo», subraya.
Agrega que indagar estos rasgos complejos en animales, plantas y humanos permite comprender la interacción del genoma con el ambiente, es allí donde se centra su análisis y lo que vendría definiendo un rasgo determinado entendido desde la adaptación y regulación de características, incluyendo el comportamiento humano.
A sus 33 años la doctora Pallares trabaja en el laboratorio de Yulien Ayroles, de la Universidad de Princeton, allí estudia la interacción del genoma con el tipo de dieta que los organismos consumen para regular diferentes rasgos como por ejemplo el nivel de expresión de genes, «la información se transmite del genoma al ARN, aquí se busca entender como la variación del genoma se transmite en variación en el ARN y luego como eso regula otros rasgos como por ejemplo la longevidad de una persona, esto no lo estudio con seres humanos, sino con moscas de la fruta, que es un modelo de investigación experimental tradicional en genética y biología evolutiva», señala la investigadora.
De igual manera hace énfasis en el apoyo que debe tener la ciencia como actividad inherente a la humanidad, desde su quehacer dice que quiere contribuir al entendimiento de las dinámicas de la naturaleza, los procesos evolutivos, la interacción del genoma para ser como somos. Argumenta que estaría muy feliz si los resultados de su objeto de estudio encuentra aplicación en la sociedad, «la interacción de la dieta con el genoma para determinar variación en las poblaciones, eso probablemente en un corto o largo plazo puede resultar en un mejor entendimiento de enfermedades metabólicas que se presentan en alta incidencia en las personas», describe la doctora Pallares, quien reitera el apoyo que debe recibir la ciencia desde el Estado, «lastimosamente en países como el nuestro la ciencia se mira como algo para invertir, si usted está investigando algo que no produce, no se le apoya económicamente, por ese pensamiento hay tantas deficiencias en esta área, a diferencia de otros países que valoran a la ciencia como un aporte fundamental al desarrollo», señala.
Dice que decidió estudiar biología porque el campo de la genética le parece fascinante, en su época de colegio pensaba en toda esa información que nos construye o define se pudiese contener en el material genético o ADN, «me enamoré de la biología cuando la estaba estudiando». señaló.
Así mismo defiende la educación pública como un derecho universal, pero destaca que la formación recibida en toda su vida ha sido muy buena y competitiva, lo que pudo establecer en Alemania, en donde sus conocimientos le ayudaron a sobresalir sin contratiempos mientras cursaba su aprendizaje.
Destaca que es muy importante disfrutar lo que uno hace, aprender y descubrir cosas nuevas, explorar retos y salirnos de nuestra zona de confort, además de tener disciplina son varias de las cualidades fundamentales para iniciar o culminar algún propósito.
La doctora Luisa Fernanda Pallares participó el pasado 13 de febrero en el foro «Mujeres Colombianas Conciencia» organizado por la revista virtual Fulica, en el marco del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia 2021, en el que compartió con otras cuatro mujeres destacadas en la investigación: Andrea Guzmán, estudiante de doctorado en Astronomía, Eddy Pariguan, doctora en Matemáticas, Lina Caballero, doctora en Genética y Biología Molecular, Nubia Matta, doctora en Biología Parasitaria, Lina María Perilla, doctora en Psicobiología, Dalia C. Barragán-Barrera, doctora en Ciencias Biológicas.
Este espacio recibió el apoyo del Movimiento @Parent in Science Colombia y la Fundación @STEM-Tolima Sin Fronteras. Para este encuentro, la doctora Pallares redactó un artículo sobre su experiencia realizando investigación en el exterior, «conocí en este evento mujeres maravillosas, fue una experiencia enriquecedora, los invito para que lean este número especial de la revista digital Fulica, allí saldrán los escritos realizados por este grupo de científicas y en los próximos meses serán publicados nuevas ediciones investigadoras colombianas», destacó.
Invita a todos los jóvenes interesados en estudiar y en realizar un proyecto investigativo, a realizar búsquedas de entidades que facilitan procesos formativos a través de becas y convenios con centros de educación superior en el exterior, financiando completamente su estadía e investigación, «yo no he tenido que pagar un solo peso estudiando mi doctorado en Alemania, y en Estados Unidos mi investigación postdoctoral ha sido financiada a través de Human Frontier Science Program, una plataforma encargada de apoyar estudios en ciencias de la vida.
Actualmente y debido a la pandemia por covid 19, realiza su labor desde casa desde el año pasado, «soy una bióloga híbrida, trabajo en el laboratorio, pero también hago computacional en la mayor parte del tiempo», explica que a medida que permiten el acceso a la universidad ha tenido acceso para ejercer acciones prácticas.
Se considera una persona con un estilo de vida normal, en un día cotidiano atiende sus experimentos, le gusta caminar desde la casa a la universidad, y antes de la pandemia tenía interacción con muchas personas y científicos de todo el mundo, algo fundamental en el quehacer investigativo, «trato de mantener el balance entre la parte personal de la vida, lo académico y la nueva realidad de trabajo», puntualizó.