
Decencia y gestión
En las pasadas elecciones del 2019, nuestra ciudadanía creyó en palabras y propuestas que buscaban el respeto y la reconciliación, la unión, la equidad, la lucha contra la corrupción, el sentido de pertenencia, la oportunidad y protección de la mano de obra calificada y no calificada, junto con el desarrollo integral del municipio de Aguachica.
Hubo un candidato que se autoproclamó independiente, social, sin jefes políticos, y muchos ciudadanos creyeron en él; después de electo, muchos intentamos contribuir a que se construyera una gestión que le diera respuesta a los grandes retos sociales de la ciudad y el sector rural. Sin embargo, luego de casi año y medio de gobierno, la ciudadanía y las instituciones públicas, privadas y publico-privadas del orden local, regional y nacional reconocen y ven en el mandatario local indolencia, improvisación, falta de gestión, y lo más grave, mentiras recurrentes. A esto se suma una actitud de superioridad, vanidad y prepotencia que asume que antes de él todo estaba mal, con la que pretende justificar la arbitrariedad y el desacierto de sus actuaciones. Y no reconoce que el municipio va para atrás y se está retrasando a pasos agigantados y no se ve una luz de esperanza ni a corto, mediano o largo plazo.
La mentira y el irrespeto por todo y por todos ha sido su forma populista de hacer política, antes y ahora como gobernante electo.
Ante este desolador panorama presente, y ante la ausencia inexplicable de los organismos de control y vigilancia y otros niveles de gobierno, hoy más que nunca es necesario hacer un frente común de la sociedad civil para defender a Aguachica; en la que participen las organizaciones sociales, la academia, las empresas, los grupos políticos responsables, y lo más importante, la ciudadanía, para hacerle una exigencia a la alcaldía municipal: no más mentiras, no más improvisación, no más indolencia, no más soberbia. Exigimos un liderazgo público decente, honesto, responsable y competente que esté a la altura del momento histórico trascendente que vivimos como humanidad y como sociedad. El alcalde no parece entender que el liderazgo exige experticia, responsabilidad y sentido social y de región.
Señor alcalde, Aguachica es un municipio que merece respecto y para ello usted debe tener mesura para evitar que sus actuaciones continúen salidas de contexto. Es el momento de recomponer el camino y al fin tomar el timón de este barco que desde que usted llego a la alcaldía se encuentra a la deriva.
Alcalde bájese de ese pedestal que está utilizando para desprestigiar con sus babosadas a las personas de bien por el simple hecho de no compartir su forma de pensar, basta ya, Colombia vive momentos aciagos, llenos de dolor y tristeza por un paro que en 10 días ha dejado una veintena de heridos, muertos y danos millonarios en la infraestructura nacional y todo porque un gobierno tozudo pretendía imponer una reforma tributaria lesiva hasta con los muertos.