Por: Diógenes Armando Pino Ávila

     Circula en los medios la opinión de que las empresas se han quebrado por el paro, es la nueva matriz que quieren meternos en la cabeza para desnaturalizar la justa protesta de los jóvenes colombianos que claman por una Colombia justa y por un futuro de esperanza para ellos. Yo me niego a creer que un país tan rico en recursos naturales, con gente tan pujante que ha resistido doscientos años de explotación y corrupción de los gobiernos nacionales y políticos de todos los pelajes, se vaya a quebrar por quince días de paro.

    Ese Paquito no se lo cree nadie, ninguno con cuatro dedos de frente y una mínima capacidad de análisis puede creer que por un paro intermitente de dos semanas se quiebre un país como el nuestro. Sin embargo, no podemos negar que hay afectación al inmobiliario urbano, que hay desabastecimiento, que hay pérdidas de los medianos y pequeños comerciantes, pero hay que analizar que esto venía siendo ocasionado por la cuarentena debido a la pandemia del COVID-19 y que por salvaguardar la salud general el gobierno nacional, departamental y municipal a su debido tiempo sacaron normas que regulaban el cierre o apertura del comercio afectando las ventas de estos emprendimientos.

     Es claro que cada vez que se cierran las carreteras por el paro, los transportadores, los dueños de flotas, tracto camiones, buses y demás transportadores pierden dinero, pero no hay que olvidar que son precisamente los gremios de transportadores los que en apoyo al paro atraviesan sus camiones cerrando las vías. No ignoro que los educadores (yo lo soy), entramos a cese de actividades en apoyo al paro nacional y que esto de alguna manera afecta a nuestros estudiantes, pero no desconozco que estamos dictando clases mediante la virtualidad en una población de bajos recursos sin conectividad a la Internet, por falta de equipos que le permitan acceder a la red y que en las zonas rurales muchas veces ni siquiera les llega la señal para comunicarse por sus celulares de baja y vieja gama. No ignoramos que muchos de nuestros estudiantes no participan en los chats por falta de datos, pues su padre un jornalero tendría que escoger entre el almuerzo de la familia o el paquete de datos de diez mil pesos.

     Lo que nunca mencionan es el desfalco, la expoliación, el robo descarado del tesoro público, lo que hace, hizo y sigue haciendo la corrupción, ocultan y se cuidan de mencionar perlas como: El Guavio, Refricar, Odebrecht, Chirajara, Universidad Distrital, Cuarta Brigada del Ejército, Dian, Federación Colombiana de futbol, Cartel de los alimentos de las Fuerza Armadas de Colombia, Triple A y Operación Acordeón Barranquilla, Cartel del Sida en Colombia, Cartel de La Hemofilia, Cartel de la Chatarrización, Colpensiones, Foncolpuertos, AIS, en fin, sería largo y dispendioso enumerar el rosario de robos descarados que le han hecho a nuestro país sin que sus responsables paguen, al contrario viven en casa fiscales del ejército y policía o en La Picota con lujos refinados.

    Se cuidan mucho en mencionar que la sola corrupción que esta mafia de cuello blanco y pose refinada de políticos y funcionarios gubernamentales se roban anualmente un monto calculado en cincuenta BILLONES de pesos y que sus perpetradores gozan de impunidad por que los entes de control están o son elegidos por ellos mismos. No mencionan ni por el Chiras que según El INCP Instituto Nacional de Contadores Públicos las exenciones de impuestos que en el 2020 les hicieron a los ricos más ricos del país sumaron ochenta BILLONES de pesos.

     Entonces quien quebró al país, los muchachos que protestan, los que se opusieron a la Reforma económica que imponía impuestos al pueblo para cubrir la exenciones y los hurtos que estos hampones le han hecho al país o los políticos y el gobierno robando y haciendo más ricos a los ricos pero empobreciendo a un pueblo que se hartó de ser paciente y que por fin explotó en su indignación y acompaña a los jóvenes en sus justos reclamos.

    Es hora de bajar los egos y entender que esta es una lucha de todos y que los que se creen estar tres estratos por encima del que realmente están, entienda que la situación que viene viviendo el país lo afecta a él como nos afecta a todos, que ser profesional, que ser empleado, que tener un buen salario no lo hace de la élite, que las ínfulas cursis de aparentar no lo salvan de la hecatombe económica en que los bandidos de cuello blanco han sumido al país. Es el momento de dialogar serenamente, pero sin bajar la guardia, es el momento en la mesa de negociación de mirar con un mínimo de confianza a las partes y pactar en tiempos razonables los puntos a trabajar, dejando claro que el incumplimiento a lo pactado generará otra ola de protesta, es el momento de razonar con cabeza fría que se pacta y que no, que se cumple y que no y sobre todo que haya verificación del cumplimiento de lo pactado.

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