Por Cristian Hernando Moreno Panezo exgobernador del Cesar
El liderazgo y la hidalguía propia de Darío Quintero Patiño ha motivado a las autoridades civiles y la Parroquia de Río de Oro para convocar éste domingo 1 de agosto a un reconocimiento regional a la vida del célebre sacerdote Tulio Grimaldo Sánchez (fallecido hace 2 meses), acto al que he sido invitado a presidir con el señor Obispo de la Provincia, monseñor Luís Gabriel Ramírez Díaz.
Después de más de 10 años de terminada nuestra tarea del gobierno «Al Alcance de Todos” me han solicitado retomar la memoria de las inversiones que adelantamos en el municipio de Río de Oro, lo que es de grande satisfacción no sólo por la vigencia de lo hecho en aquellos tiempos, sino especialmente por el valor y provecho que aún pervive en las comunidades beneficiadas.
Trabajamos en responder las demandas de los campesinos que fueron atendidas en muchos tópicos, como la electrificación de la vereda Sabanas de Buena Vista en el corregimiento El Márquez, y la aleccionante experiencia en la vereda El Llanito – Pedregal, donde con los materiales que entregamos, hicieron con sus propias manos y medios, la electrificación de sus parcelas.
En Montecitos se recuperó la Escuela, hicimos nuevas aulas, la batería sanitaria y hasta un restaurante escolar, que fue dotado.
También construimos el acueducto del corregimiento, una obra que se ejecutó con la comunidad. Recuerdo que en Los Ángeles entregamos un hogar agrupado para la atención de los niños a quienes en los colegios se les daba raciones alimentarias completas, sin exclusiones.
Las veces que he regresado a ésta tierra me recuerdan que la pavimentación ha valorizado muchos sus predios, fue adelantada en los tiempos que gobernamos el Cesar; allí están corredores viales de los barrios Los Rosales, Santa Marta, San Miguel y Altos del Poblado.
El gas licuado de petróleo para todas las viviendas de la cabecera municipal es un modelo que aún pervive como servicio domiciliario que dignificó la vida familiar.
Recuerdo que al llegar al gobierno adicionamos recursos para la pavimentación de la vía Morrison-Los Ángeles con generosidad; contrario a eso, conocí del ímpetu y despropósito que hubo para afectar los proyectos de vivienda que dejamos andando para las comunidades de El Márquez y Los Ángeles, así como para el barrio Altos del Poblado. No pudieron hacer lo mismo con los proyectos del Cerro de la Cruz y de Virgen que fueron modelados por nosotros en aquel tiempo.
Me enorgullece haber compartido todas ésas agendas de gobierno con el apoyo de Claudia Jimena Herrera López, Manuel Enrique Santana y Roque Alberto Sánchez, quienes siempre fueron voceros y defensores de las apuestas para ésta tierra, así como con la alcaldesa del periodo, Elsy Rueda.
Seguramente la identidad de la plaza central de Río de Oro mantiene aspectos estructurales de la intervención que allí hicimos, pero más trascendente resulta para reivindicar el valor y respeto de un gobierno por la integridad sublime de ésta tierra y su gente, al saber que persiste la magnánima luz de vida y amor del sentimiento mariano que reviste el Camarín de la Iglesia de Nuestra Señora La Virgen del Rosario; fué el Padre Tulio el grande artífice de ésa obra que hace imperecedera su entidad cristiana.
Muchas iniciativas y obras derivadas en aquel entonces puedo olvidar; sin embargo, lo que conmigo siempre está es el amor inconmensurable que siento por este terruño, que quiero tener de amparo para mis días que han de venir.