Por Óscar Hernán Pallares Ropero

LA ESPERANZA SE AGLUTINA
Ingentes esfuerzos vienen haciendo las dos puntas del lazo para ser el nudo que amarre los votos para las próximas elecciones del, según ellas, tenebroso 2022.
Desde una de las puntas tiran los alineados con el gobierno del presidente Duque y desde la otra jalan los que aspiran a ser gobierno en cabeza del senador Petro.
En el lazo se ubican en sendas puntas, pero en la práctica electoral ambos sectores recurren a la misma táctica electoral: tratar de convencer de que si gana el de la punta contraria el país caerá al precipicio final. Su arma predilecta para conseguir incautos que los ratifiquen o los monten en el gobierno es el terror. La forma de convencimiento predilecta es aterrorizando a la gente en contra del otro. El otro es el pecado, yo soy la salvación, nos repiten a cada instante.
Ambos extremos se equivocan de cabo a rabo, porque en tierra del terror quien venga a causar susto solo consigue risas.
La prueba de lo dicho fueron los resultados de las elecciones pasadas. Quisieron asustar con el cuentazo de que Chaves y Fidel no habían muerto, sino que esperaban el momento para apoderarse de Colombia. Y muchas más graves manifestaciones terroríficas con tal de conseguir apoyo para perpetuarse en el poder.
Y ya ven ustedes, la mayoría de los electores no le comieron cuento al cuento.
Las matemáticas sí son serias. Veamos
En mayo de 2018 la Registraduría llamó a votar a 36’227.267 personas, pero solo salimos a las urnas 19’247.062.
Es decir, no comieron cuento del terror infundido por los candidatos Duque y Petro 16’980.205 personas. Casi la mitad.
Y como prueba reina de que quién en tierra del terror venga a causar miedo entre dos candidatos sólo produce carcajadas tenemos que, si sumamos a los que no salieron a votar, (16’980.205) con los votos en blanco, (807.924), más los nulos (265857), da como resultado 18’053.986 de personas que no se identifican con los extremos que están jalando en las puntas del lazo.
Son millones los que no se dejan asustar porque saben que hay esperanzas de que el gobierno lo asuman quienes creen que hay que proteger la producción nacional que produce trabajo nacional, hay que apoyar al empresario pequeño y mediano frente al atropello que padecen de manos de las multinacionales y grandes empresarios, socios de los anteriores.
Como se ve, la mitad de quienes pueden votar están a la espera o trabajando por unir a la Esperanza en un proyecto político al que le importe el interés nacional antes que sacarle provecho particular a la entrega de la producción nacional y el empleo a los conglomerados extranjeros.
El sol que asoma por la Cordillera Oriental nos indica con su luz y calor que la Esperanza se aglutina y viene con él para el progreso de todos y no de unos pocos.
PRIMER RECREO: Saludo los nuevos aires que se ventilan desde la alcaldía: se anuncia menos confrontación y más realización. Parece ser que los intereses electorales del norte soplan estos nuevos vientos.

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