Por Óscar Hernán Pallares Ropero

EL REGALO DE VEOLIA POR EL REGALAZO RECIBIDO

     En sus 273 años Aguachica recibió el regalo anunciado. El 27 de julio pasado yo lo había denunciado a través de mi página en Facebook. Dije que el cierre del botadero El Carrasco del área metropolitana de Bucaramanga se efectuaría el 13 de agosto a las 0:00 horas de 2021 y que Veolia aceptaría en Aguachica las mil y tantas toneladas de basura que los mismos municipios de Santander no permitieron por ningún motivo que se les botara en ellos. Nadie paró bolas.

    Y preciso, mientras estaban de parranda, llegó el regalo prometido. Una veintena de camiones colectores, fuertemente escoltados por el Esmad, la Policía, la Fiscalía, la Procuraduría, alcaldes del área metropolitana, motorizados, en camionetas y con toda la parafernalia de seguridad, listos y preparados como para repeler un ataque enemigo, depositaron la basura que colapsará el relleno sanitario de Aguachica.

    Pero esto que padecemos en pleno festejo de cumpleaños, es solo la consecuencia hoy de las malas acciones del ayer. La causa está en el accionar de varias administraciones que solo administran para el momento, la foto que da votos y el interés particular. Son reactivos y no proactivos, como debe ser.

    La causa comenzó a generarse en el periodo 2004-2007. Fue un periodo atípico y de gran zozobra: compartido en partes iguales entre los doctores David Simanca y Luz Irina Pérez Sánchez, en ese orden. Al Concejo fueron elegidos José Orlando Pérez Mancini, Crisanto Llaín Carballo, José Ignacio Saldaña, Óscar Serrano, Hermidez Quintero, Jorge Holguín, Alfredanilo Tellez, Gustavo Maldonado, Geovanny Ortega, Pedro Antonio Solano, Óscar Zárate Tirado, Eduardo Durán, Raúl Torrado, Roque Molina y Zulema Correa.

    Una de las acciones que promovió la alcaldesa fue quitarle a la Empresa de Servicios Públicos de Aguachica la mejor tajada: la recolección y depósito de los residuos sólidos para “regalársela” a Aseo Urbano de Cúcuta. No es que la ESPA lo estuviera haciendo ni siquiera regular, pero con voluntad política Aguachica pudo (puede) tener una empresa de calidad y poderosa de tipo regional.

    El modus operandi para regalar esa tajadota del negocio a “Aseo Urbano” tiene sus intríngulis. La alcaldesa sustentó ante el Concejo el proyecto de Acuerdo por medio del cual solicitaba facultades para CONCESIONAR la prestación del servicio de aseo. El acuerdo aprobado le dio 8 meses para proceder. Pero al final no hizo uso de las facultades otorgadas, sino que se valió de un artículo de los Estatutos de la Espa, que, si no me acuerdo mal, decía que la empresa podía CEDER total o parcialmente la prestación de cualquiera de sus servicios (agua, aseo, alcantarillado) y en vez de CONCESIONAR como lo había solicitado, pactó PRESTACIÓN DE SERVCIOS (009 de 24 de julio de 2007) con ASEO URBANO por 10 años para la recolección de los residuos sólidos. La decisión la tomó la alcaldesa con la oposición de los concejales Óscar Zárate, Zulema Correa, Eduardo Durán, Raúl Torrado y Roque Molina.

    Ante la contundencia del rechazo social de los morrocos, algunos equivocadamente están culpando a los alcaldes de Bucaramanga, Floridablanca y demás de la zona metropolitana de lo que está pasando. Por el contrario, actuaron a tiempo para afrontar la calamidad; sabían que tenían la solución a la mano, ofrecida desde hace 8 años por el operador del servicio de aseo de Aguachica. Simplemente la tomaron. Ni Veolia ni ellos son mensos. Ellos sí tenían en sus agendas que El Carrasco de Bucaramanga lo cerrarían el 13 de agosto de 2021 a las 00:00 horas y debían llevar sus residuos sólidos a otro lugar. Por lo tanto, el negocio para traerlas acá debió estar finiquitado hace mucho tiempo.

   Con lo que nos está pasando es otra lección que recibimos; pero hemos sido cabeciduras para aprenderlas. No nos bastó el regalo del alumbrado público, tampoco el negocio de las fotomultas y la privatización del tránsito. Lo mismo puede pasarnos con el acueducto. Hay muchos indicios que muestran que las aguas corren hacia el norte. Si no aprendemos la lección, en poco tiempo podríamos estar llorando la entrega del acueducto a un operador privado.

    La patriótica gesta que libra el pueblo de Aguachica contra la multinacional Veolia debe culminar exitosamente, tarde que temprano, con la retoma de la prestación del servicio por parte de la ESPA. Debemos tener mucho cuidado con los que condenan en público la privatización de los servicios públicos, pero en privado la patrocinan. Ahí está el nudo para el éxito del propósito.

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