LA PANDEMIA DEL SUICIDIO DE ADOLESCENTES
A raíz del conversatorio organizado por la Universidad Nacional Abierta y a Distancia sobre EL CUIDADO DE LA SALUD MENTALY LA PREVENCIÓN DEL SUICIDIO que se empezará hoy viernes 10-09 a las 4:00 de la tarde tengo algunas consideraciones sobre el suicido en los adolescentes.
En primer lugar, ninguna autoridad competente le está prestando la debida atención a tan alarmante situación que viene en creciendo a nivel mundial, siendo en Aguachica ya alarmante. En septiembre de 2020 una adolescente estudiante del colegio se suicidó en su casa.
Pero no es algo novedoso. En los primeros meses del año anterior, en 2019, las estadísticas de salud a nivel nacional indicaban que el Cesar ocupaba el deshonroso quinto puesto entre los departamentos con mayores índices de intentos de suicidio (diariodelcaribe.com), lo cual debió ser atendido de inmediato con declaratoria de emergencia sanitaria mental dado que durante los primeros seis meses de ese año, según el diariodelcesar.com, se presentaron 271 intentos de Lesiones Infligidas Deliberadamente, con este agravante, la mayor incidencia se presentó en jóvenes entre 15 y 19 años. De esos 271 intentos, 29 se consumaron.
Pero tampoco fue novedosa la alarmante estadística. En 2017, según el Observatorio del Delito de la Costa Caribe, “40 personas se han quitado la vida en este territorio, 19 más que en 2016 para el mismo periodo. El incremento, confirmado por el Sistema de Vigilancia de Salud Pública, es del 67%. […]De los casos ocurridos este año en el Cesar, CINCO ocurrieron en Aguachica”. (https://www.elheraldo.co/cesar/alarma-por-incremento-de-suicidios-en-cesar-408931)
En el mundo cada año se suicidan 100.000 adolescentes. Es como si una población como la de Aguachica se quitara la vida cada 365 días. El suicidio en adolescentes debe declararse como una pandemia. En menores de 14 años el suicidio no es muy severo, pero en mayores de esa edad las muertes por autodestrucción son alarmantes lo cual se debe según el siquiatra Julián Ajuria Guerra por la concepción que sobre la muerte se va formando el ser humano. En los primeros dos años hay desconocimiento e indiferencia. Hasta los cuatro se tiene una percepción mítica, como algo temporal y reversible. Después de los 9 años el niño cree que el difunto vivirá en otra vida hasta que comprende que la muerte es irreversible. De ahí que se pueda, debe, considerar que el adolescente hace parte de una población en peligro constante.
Con un solo caso de adolescente que se quite la vida, con que solo la intente, todas las autoridades deben prender las alarmas y actuar. Pero siguen en estado congelado. Así mismo, a nivel mundial, los suicidios representan un 50% de la totalidad de las muertes violentas que se registran entre hombres y un 71% entre mujeres (Organización Mundial de la Salud – OMS, 2017).
Se tiene documentado que el suicidio representa el 50% de las muertes violentas que se registran entre hombres y un 70% de las muertes violentas que se registran entre mujeres (OMS 2017). Las mujeres intentan suicidarse más que los hombres, pero estos lo logran más. Macabramente y en términos econométricos del capitalismo podemos decir que los hombres son más efectivos al momento de querer quitarse la vida voluntariamente.
Depresión clínica, suicidio en personas cercanas, las publicaciones sobre suicidios, la violencia sexual, el uso de drogas, el maltrato físico o sicológico, los lugares deprimentes, sucios, abandonados, el acoso escolar o bullying y el ciberbullying… son detonantes de la ideación y la consumación del intento de Lesiones Autoinfligidas Deliberadamente.
En Colombia en general y en Aguachica, en particular, la mayoría de los colegios públicos ofrecen a los adolescentes un contexto que propicia la depresión y por tanto la ideación del suicidio. Salones con pisos destruidos, ventiladores que lo único que producen es chirridos calientes, baterías sanitarias destrozadas, escuelas sin agua, si bibliotecas, si escenarios deportivos, si lugares para la formación artística, ni planta de personal, con faltantes de docentes y nunca con sicólogos, ni atención profesional a problemas de socioafectividad.
No obstante, este caos ambiental que incentiva el mental, es un entorno mucho mejor que el que les ofrece a muchísimos niños el entorno familiar y del sector donde residen. En este orden de ideas, el adolescente cuando asiste al colegio encuentra un medio de contención a su ideación del suicidio. Si las autoridades entendieran esto, propiciarían unos campus educativos de calidad y así se evitarían muchos suicidios de adolescentes.