Por Óscar Hernán Pallares Ropero

ANTES QUE TODO ACABE

    Diciembre es época de reconciliación, sana convivencia y paz. Así lo propaga la propaganda, pero en esta realidad de 2021, Aguachica parece destinada a pasar a la historia como la más sufrida, maltratada y en recreo eterno. Es asombrosa la inactividad de las autoridades competentes ante, por ejemplo, la cantidad de accidentes viales que acumulan dolor insufrible en cientos de familiares morrocos. Un accidente en el mes se puede considerar fruto del azar, dos debe ser preocupante, pero tantos son indicativos que no hay señales de tránsito en la administración.

    Como esta columna será la última del año por decisión de los directivos del periódico, antes de que todo acabe en medio de festejos, parrandas y promesas que no se tiene la intención de cumplir, dejo una lista de cosas que se hicieron, que no debieron hacerse y que pudieron hacerse y no se hicieron.

Las que no debieron hacerse.

   Las formas agresivas de relacionarse con la comunidad por parte de la administración municipal es una obra que no debió ejecutarse. En este año han disminuido los decibles, pero aún son perjudiciales para la salud. Tal vez es una de las causas del estancamiento de Aguachica en estos años.

Las que se hicieron.

    Vale la pena rescatar la gestión para la prolongación de la Av. Campo Serrano, aunque no el lunar narcisista de rebautizarla y hacerla por encima del querer de la comunidad y la obligación del estado municipal de garantizar la salubridad pública mediante el servicio de alcantarillado. Los barrios suroccidentales en apogeo necesitan esa vía.

    La gestión para continuar con las obras gestionadas y contratadas por la administración de Henry Alí para garantizar el servicio de agua en las casas mediante la ampliación de redes y el mejoramiento de la bocatoma. Nadie es grande sin otros grandes que los precedieron. Entre todos grandes todos.  

    El hospital Local se lució con la organización y ejecución del plan de vacunación. Venció los tiros de fuego amigo que ha venido recibiendo.

    El IMDREC luego de trastabillar enderezó su rumbo y puede presentar un saldo positivo de gestión con el Encuentro de Escritores y Poetas, el Festival de Música tradicional de viento, y sobre todo con las escuelas deportivas. Dejo por fuera de este reconocimiento el adefesio de invertir dinero en contra de la ecología remodelando una cancha que nunca debió construirse en medio de un bosque natural.

Las que no se hicieron.

    Los colegios pasaron todo el año sin aseadoras, sin vigilantes y hasta sin profesores y con algunas de sus sedes cerradas. Lo mucho que se hizo para que no terminaran todos cerrados lo hicieron los Consejos Directivos y las rectorías con sus escasos y bien manejados recursos. Pocos recursos bien administrados son muchos; muchos recursos mal manejados son pocos.

    Las redes de alcantarillado de los barrios Álvaro Pallares y aledaños siguen siendo las zanjas de las calles.

   Aprovechen esta temporada de reflexión y completen el listado que acabo de iniciar.

    Antes que todo acabe, cuando empecemos a contar un nuevo año estaremos en plena campaña electoral para determinar dos hechos que afectaran nuestras vidas futuras para bien o para mal: los morrocos determinarán si el alcalde se queda o se va y elegirán a quienes van a conformar el congreso de la República.    Yo creo en Aguachica y en su gente y estoy seguro que esta ocasión tomará la mejor decisión.

    Que en estos días que quedan del año no haya más accidentes fatales y que las familias puedan esperar el nuevo año sin tanto sufrimiento.

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