LA RELATIVIDAD DEL TIEMPO DEL ADMINISTRATIVO
“El tiempo es el modo como la naturaleza evita que todo suceda a la vez” decía Weehler. Todo no se puede hacer a la vez ni todo uno solo. Podríamos decir que, en la administración pública, y también en la privada, el tiempo es largo para el que no sabe de administración, y corto en extremo para el que sabe de eso. El tiempo es relativo en la administración.
Por indeterminada que sea la permanencia en el cargo, un buen administrador lo ejerce como si al otro día fuera a salir de él. El malo cree que tiempo es lo que hay para hacer lo que tiene que hacer. El bueno alcanza a hacer, el malo terminará el mandato averiguando qué es lo que hay que hacer.
Por la relatividad del tiempo administrativo y porque existen malos y buenos administradores es que, en estos momentos, comenzando el tercer año de mandato, los unos están haciendo reuniones con la comunidad para conocer sus necesidades y los otros están inaugurando procesos, obras y servicios. Cuatro años son interminables para unos y en otros pasan como un relámpago.
La relatividad de lo que estoy hablando es más evidente en el sistema administrativo del ejecutivo en Colombia.
Se dice que los alcaldes o los gobernadores tienen cuatro años legales para ejercer el cargo, pero solo dos para hacer. El primer año es del decir, de conocimiento, organización, inicio del ejercicio del mandato y de transición. Como dicen los expertos: así como es el desayuno se puede pensar en que habrá de almuerzo. El segundo año es de ejecución. El tercer año es de elecciones y en el cuarto no hacen más que contar los días para largarse del puesto. Ahí se dan cuenta que el tiempo que creían sobrarle cuando comenzaron en realidad era una ilusión.
Por esa relatividad es que un alcalde o gobernador o cualquiera que llegue al cargo público sin tener estructurado qué es lo que va a hacer, con quién lo va a hacer, con cuánto, dónde y cuándo lo va a hacer, nunca, ni teniendo todo el tiempo del mundo, hará algo significativo que coadyuve al desarrollo, el progreso y la convivencia para todos. Nunca tendrá tiempo; siempre estará ocupado; permanecerá lanzando globos que explotarán sin pena de gloria por la mirada interrogativa de la gente que lo eligió pero que ya se aburrió. Si en el primer año no logra posicionar ante la opinión pública, ante las entidades departamentales y nacionales, ante organismos de cooperación y la empresa privada algunos proyectos de envergadura para “patinarlos” en el segundo y estarlos ejecutando en el tercer y cuarto año de su mandato, deberá conformarse con los mendrugos que le tiren solo con la intención de tenerlo siempre del lado en épocas preelectorales. Y los ciento de millones del presupuesto nunca le alcanzarán para nada y en nada se verán reflejados que le sirva a la comunidad.
PRIMER RECREO: Zulema, Alexandra, Alvis, Pedro y Hugo son de Aguachica y buenos candidatos a la Cámara y Senado. Hay para escoger con los ojos cerrados. Yo personalmente lo haría por cualquiera de ellos, pero el partido que los ampara para la Cámara me quita el impulso.
SEGUNDO RECREO: Gravísimos los atentados contra la fuerza pública en Ocaña y Aguachica. Mientras el gobierno nacional se empeñó(a) en hacer trizas el Acuerdo de Paz no tuvo los pantalones para conseguir que el uso de las armas fuera potestad exclusiva del Estado. Solidaridad con las víctimas y sus familiares.
CACHADERA DE CLASES: Hay vacunas para los niños de 3-17 años. Es responsabilidad del padre de familia llevar a sus hijos a que los vacunen. No hacerlo es atentar contra su vida.