Tras los constantes hostigamientos, instalación de artefactos explosivos, grafitis en las paredes con propaganda subversiva, paros armados, enfrentamientos e intimidaciones a la población civil, el miedo que han impuesto en los últimos días los grupos alzados en armas, crece en los habitantes de Ocaña y la región del Catatumbo. Se han registrado alrededor de 79 acciones violentas en el Norte de Santander en lo que va del 2022, siendo los puestos de Policía, bases militares, vías y oleoductos los blancos para atacar. De esos 79, 34 actos han sido atribuidos a las disidencias de las FARC, 43 al ELN y dos de “Los Pelusos”, grupo disidente de la guerrilla del EPL.
Entre los municipios más afectados se encuentra San Calixto que hace parte de la región del Catatumbo, e históricamente ha sido afectada por la violencia en el marco del conflicto armado colombiano, y donde el fin de semana pasado, un civil resultó herido y la Personería Municipal sufrió una destrucción parcial de sus instalaciones.
El personero de esa población, José Luis Franco Pinzón afirma que las balas vienen de parte y parte, y es el pueblo el que queda entre el fuego cruzado, menciona que le preocupan los señalamientos y recalca que ha sido neutral a la hora de reclamar los derechos de las víctimas. De igual manera se teme por un desplazamiento forzado de la gente que huye por los oleajes de la violencia y realiza una pregunta contundente al Gobernador del Departamento ¿por qué tan alejado de la situación, acaso San Calixto, Teorama, El Tarra, Convención y Hacarí no pertenecen a Norte de Santander?
Mientras tanto, el desasosiego se mantiene desde Octubre del 2021 después del cruce de balas que se dio al salir de la tradicional misa de domingo, donde dejó a la señora Salustriana como víctima, y enfatiza que el camino más viable es el diálogo donde expresen las inquietudes al Gobierno Nacional y organismos internacionales garantes de los procesos de paz.
La situación en Hacarí
Los habitantes de Hacarí permanecieron atemorizados durante 10 días por la existencia de un bolso al parecer cargado con explosivos a la entrada de la parroquia de San Miguel Arcángel. El sacerdote Andrey González celebraba la homilía en la casa cural, mientras personal especializado del Ejército procedía a neutralizar el paquete.
Quienes residen en la zona están cansados del ruido ensordecedor de las balas que no permite conciliar el sueño en un conflicto sin sentido, indicó el personero de esa localidad Robeiro Muñoz. En la más reciente incursión a esa población los subversivos dejaron material alusivo a la organización lo que ocasionó temor generalizado, mientras abogan la presencia de los representantes de organismos internacionales de derechos humanos para verificar la situación.
La parálisis en Teorama
En Teorama, se vivía una parálisis debido a un balón bomba que permanecía sin explosionar en el parque principal. Por esto, el mandatario, Robinson Salazar Benítez, ordenó a los subalternos el desarrollo de las tareas oficiales desde las casas, los niños de la institución educativa Emiliano Santiago Quintero retomaron la virtualidad para avanzar en los programas académicos.
El personero Luis Serafín Vega, lideró el acompañamiento junto con la Defensoría Regional del Pueblo por el respeto de los derechos fundamentales y clamó que se excluyera a la población civil del conflicto armado. En horas de la mañana del 30 de marzo, un equipo de antiexplosivos realizó la maniobra de desactivación del artefacto que logró evitar afectaciones a la Fuerza Pública y comunidad.
Por su parte, el personero de la localidad, al igual que el de San Calixto, afirmó que la única herramienta es el diálogo para lograr la convivencia pacífica, teniendo en cuenta que el diálogo genera puentes, pues lo que busca es sostener una comunicación asertiva y comprender a los demás, generando la empatía que nos hace comprender realidades distintas a las nuestras. Y si de alguna manera, se llegase a dar esta práctica para la reconciliación social, ojalá no se quede en sólo palabras que ponen en tela de juicio el verdadero camino a la paz.
Ubicado y destruido otro artefacto explosivo en Norte de Santander
En el desarrollo de operaciones de estabilidad, el martes 29 de marzo, tropas del Ejército Nacional, logró la ubicación y destrucción de un medio de lanzamiento para artefacto explosivo tipo cilindro, instalado por el Grupo Armado Organizado residual 33, en el municipio de Tibú, Norte de Santander. La Fuerza Pública logró ubicar y destruir el artefacto explosivo que había sido instalado para afectar a la población civil que transita por la vía que conduce hacia el casco urbano del corregimiento de la Gabarra.
Esta operación fue desarrollada de manera exitosa en la vereda “Caño Troce”, donde integrantes de esta estructura criminal habían situado esta trampa mortal a sólo 15 metros en las orillas de la vía principal que conduce del municipio de Tibú hacia el corregimiento de la Gabarra, con el propósito de ser activada al paso de las tropas y vehículos tácticos que desarrollan operaciones en el sector.
Las tropas de la Fuerza de Tarea Vulcano, detectaron esta amenaza y de inmediato el equipo técnico de explosivos procedió a detonar el artefacto de manera controlada y bajo estrictos protocolos de seguridad con el fin de evitar alguna afectación; tras este hecho el Ejército Nacional continúa con el desarrollo de sus operaciones para neutralizar el accionar criminal de las estructuras armadas ilegales, protegiendo a la población civil y los activos estratégicos del Estado.
Con esta práctica criminal, se demuestra una vez más, que el GAOr-E33, sigue empleando de manera sistemática e indiscriminada métodos no convencionales de guerra, infringiendo flagrantemente el Derecho Internacional Humanitario.