¡PAREN, PAREN, PAREN!
Francamente es alarmante la situación de zozobra por la que pasa Aguachica. No paran los asesinatos; los atracos son a todo momento; el paro armado asusta y deja a muchos niños sin clases; el contrato de transporte escolar lo suspendió provisionalmente un juzgado. A eso se agrega la situación nacional que afecta gravemente lo local como los secuestros, el desempleo, las agresiones entre los candidatos presidenciales que puntean en las encuestas, el asesinato de líderes sociales, la ola invernal que azota a los pobres; las sanciones de alcaldes, las emboscadas con resultados trágicos para los integrantes de la fuerza pública, los trancones en las carreteras; la guerra en Ucrania que deja sin fertilizantes ni alimentos a los colombianos, y si se consiguen están con precios por las nubes. Todo eso se junta para mantener a la ciudadanía en ascuas, llena de terror, desconfianza, sin fe en un futuro mejor, con los pelos de punta, desorientada.
La situación está al borde de volver locos a todos.
No obstante, lo anterior, parece que en lo local no se dimensiona la gravedad de la crisis por la que se pasa, y si la entienden, se hacen los locos sin temor a las graves consecuencias que puedan desencadenarse. Los primeros que deben entenderla y actuar en consecuencia son las autoridades y funcionarios locales. En sus palabras y actuaciones deben concitar la convivencia pacífica, más entre iguales con ideas contrarias. En momentos de crisis que nos afectan a todos, lo prudente, sensato e inteligente es unir fuerzas que se sumen para solucionarlas. Ni la ciudadanía puede dejar solas a las autoridades, menos que las autoridades se enfrasquen en peleas de barrio con los ciudadanos.
El último conflicto que explota oficialmente a la luz pública son las denuncias de la señora Secretaria de Educación Municipal manifestando que siente temor por su vida y que la administración a la que pertenece no le ofrece garantías. Es el más reciente, pero ya los funcionarios de la Secretaria de Tránsito y Transporte habían sido acusados de estar robando (al escribir estas notas supimos de la renuncia del titular de dicha dependencia) y, días antes, se formuló grave acusación contra la honra de los rectores y directores de los colegios. Siguen en el tintero la solución del conflicto contra el director del Hospital Local y otros más. Se podría decir que no ha habido un día donde no se acuse públicamente a algún funcionario de la misma alcaldía, o a un concejal, o a un periodista, o a las administraciones anteriores.
Ello genera desconcierto, temor e incredulidad en la administración y en todos. Está probado que cuando la gente deja de creer nadie se esfuerza por avanzar. Y eso es gravísimo para la buena gestión de una administración y para impulsar el desarrollo, la convivencia y el bienestar para todos.
¿Será difícil entender eso? El daño que se le está causando a Aguachica es monumental.
¡Paren, paren, paren! Se está a tiempo.
PRIMER RECREO: Cinco meses han transcurrido del año y los colegios no tienen el servicio de aseo. ¿En qué país del mundo puede un colegio con 2300 estudiantes funcionar sin dicho servicio?
SEGUNDO RECREO: Dentro de 16 días, a las 6:00 de la tarde empezamos a saber quién será el presidente de Colombia para el periodo 2022-2026. La responsabilidad que tenemos como electores es transcendental. Estaremos eligiendo a la persona que debe conducir a Colombia y a los colombianos por los senderos del progreso, la convivencia, el bienestar para todos y la paz que está hecha trizas.
En estos momentos de efervescencia electoral nos olvidamos que nos han dirigido mal y por creencias, afiliación partidista; o por desconocimiento, o por cualquier otro motivo distinto a la razón, votamos sin pensar en la consecuencia de nuestro voto. Parece insignificante depositar un papel con el nombre de un candidato, pero lo cierto es que mi voto y su voto, estará eligiendo el conductor de Colombia en los próximos cuatro años. Ojalá que el próximo conductor tenga licencia de buena categoría.