Por: Diógenes Armando Pino Ávila

    El pueblo, tiene momentos de sabiduría y lucidez como los que está mostrando en esta campaña electoral, donde abre los ojos a un cambio, deslindándose de la tradición derechista y la hegemonía política de la ultraderecha que históricamente domina al país con su preeminencia en la propiedad de la tierra, la industria, los medios de comunicación, la banca y su participación directa o por interpuestas personas en todos los órganos del Estado.

    El pueblo vislumbra una aurora de cambios, aunque el desespero de la masa le hace ver cambios abruptos, inmediatos y radicales, eso es entendible a la luz de la situación actual del país, donde la pobreza campea en ciudades y zona rural, la violencia golpea las masas y el estado tras bambalina impulsa parte de dicha violencia o juega a “la gallina ciega” con los actores armados ilegales (es un secreto a voces). Un estado que malgasta recursos a manos llenas y encumbra a sus amigos a costa del infortunio de un pueblo.

    Claro está, todo no es culpa de las clases dominantes, el pueblo tiene gran parte de su culpa, pues ha habido tapas de aborregamiento, en que siguen a personajes que posan de mesiánicos salvadores y no pasan de ser “lo mismo con las mismas” con políticas de miedo, vasallaje, despojo, desplazamiento, muerte y destrucción. Un pueblo que ha sido gobernado como en la época oscurantista de la Edad Media, con el temor a Dios y el obedecimiento a un Papa, (ahora a un terrateniente).

     Lo de Petro, es un caso para analizar, para reflexionarlo, mirar sus fortalezas (que son muchas) y mirar sus falencias, sin descuidar su trasegar histórico en los últimos cuarenta años de vida colombiana, mirar su línea de conducta, siempre en ascenso, en la búsqueda de justicia y el equilibrio del poder en favor de los desprotegidos. Ahora, en el foco de la despiadada critica de derecha y de la izquierda casquivana que no entienden que debe haber un proceso de cambio, acompañado de la reconciliación nacional, donde ricos y pobres puedan vivir y dejar “vivir sabroso”, lo que significa producción, riqueza que irrigue las bases de esa pirámide social inamovible en que han convertido la sociedad colombiana.

    Petro muestra sus cartas, abierta y desprevenidamente, lo cual despierta el entusiasmo del pueblo-pueblo y el descontento y la desconfianza de los de arriba, creo que ello es normal, pues estamos en Colombia donde hay una democracia, imperfecta, pero es nuestra democracia, la que hay que reconstruir en una reingeniería social donde todas las clases aporten.

     El caso de Federico Gutiérrez opacado por el apoyo que Duque, Uribe, y la clase dominante le brinda y para colmo de males la llegada de Gaviria con su trémula voz aflautada dando directrices al otrora rebelde y propositivo partido liberal, lo que ocasionó en cisma liberal entre los que obedecen la disciplina canina y a palos aceptando la imposición de Gaviria y los que piensan diferente y actúan en consecuencia a su propio pensamiento liberal y libertario.

    Fajardo, se ha desinflado, según las encuestas está por debajo del ingeniero Rodolfo Hernández, y su desinfle, dicen los entendidos, se debe a la ausencia de discurso y propuestas, pues igual que Federico Gutiérrez se han dedicado a atacar a Petro.

    Ingrid Betancourt se nota a las claras que vino a hacer turismo electoral con el dinero de los colombianos, pues no llena ni una mesa de juntas, y su discurso insípido, gris y lleno de resentimiento asfixia cualquier simpatía. El Ingeniero Rodolfo Hernández, un hombre Franco que no tiene un proyecto de gobierno estructurado, sino que presenta propuestas sueltas, improvisadas. Se le abona a este último su honesta forma de llamar por su nombre las cosas y cantarle verdades por igual a los demás candidatos.

    Gómez, trató de reverdecer un apellido políticamente venido a menos, al que le han castigado históricamente por la violencia del 48. Luis Pérez acaba de tirar la toalla y John Milton Rodríguez, solo llena los templos evangélicos.

    Esto nos muestra, que Petro va seguro y en primera, Federico va dando tumbos y en segunda, y por supuesto Fajardo tiene el engranaje de los cambios trabados entre tercera y neutro, los demás van bajando pescadero en neutro y sin frenos.

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