Por Diógenes Armando Pino Ávila

     A dos días de la primera vuelta, que será la única, pues las encuestas así lo vaticinan, y el fervor del pueblo así lo hace prever, notamos que solo en las redes hierbe el furor, la agresiva tendencia a dar palo a quienes no piensan igual. afortunadamente en las calles, en el barrio, en el trabajo, las cosas van calmadas, con una normalidad nunca vista en nuestro país, en ese país de contrastes y polarización que heredamos de la violencia del 48 exacerbada por el gobierno de Turbay y retomada por Pastrana y Uribe, quienes hicieron hasta lo imposible por meternos y mantenernos en esa espiral violenta que convulsiona históricamente al país. Afortunadamente en este transcurrir histórico y político hubo gobiernos que amainaron la escalada de violencia, crímenes, asesinatos, desplazamientos y falsos positivos, estos fueron los gobiernos de Samper y Santos, por ellos, no desquiciamos totalmente una nación que instaurado en la mentalidad del colombiano la violencia con el quehacer diario.

     Todo lo anterior presagia que esta fiesta democrática se hará en paz, muy a pesar de lo que algunos candidatos pregonan sobre que hay campaña y candidato de odios, de izquierda y lo tildan de guerrillero, este, por el contrario, en sus últimos discursos recomienda tomar con calma sea cual sea el resultado.   Me ha parecido inteligente y mesurada su posición, en el sentido de pediré acompañamiento internacional de la ONU y medidas cautelares de la CDH para garantizar su seguridad y la transparencia del proceso electoral, es decir, contrario a quienes lo atacan, este invoca la paz.

     En los debates en televisión, los que he seguido con atención, encuentro muy acertada una opinión que leí en Facebook, la que decía: «que mientras los candidatos necesitaban los debates para ser escuchados, los debates necesitaban a Petro para tener audiencia». Pue si, así es, ya que todos los candidatos, en vez de exponer sus ideas, programas de gobierno y opiniones, optaron por interrogar a Petro, se convirtieron en interrogadores, dándole el “papayazo” al candidato del Pacto Histórico de explayarse en su propio programa y propuestas. Peor aún, con el ánimo de controvertirlo cayeron en las arenas movedizas de tocar temas que no conocían, mientras que Petro dominaba a la perfección.

     En aras de no menoscabar a los demás candidatos, es bueno decir que la capacidad de ellos se ve empequeñecida ante la de Petro, pues éste al igual que «Funes El Memorioso» del cuento de Borges lo sobrepasa con creces, en estudio, retorica, dominio de sí mismo y conocimiento de Colombia. Para Petro fue pan comido, enfrentarlos en los debates, luciéndose como el maestro en una clase magistral con una camada de primíparos universitarios que estando en la Universidad, siguen pensando en el bachillerato.

    Bueno, creo que así andan las cosas y que con el favor de Dios, este domingo terminará la ansiedad colectiva por ver los resultados electorales y que ojalá esta fiesta democrática se haga en paz, que no haya mano negra torciendo resultados, que se respete la voluntad soberana de la mayoría votante, que el  domingo festejemos con mesura el triunfo de la democracia y el soberano mandato de un pueblo cansado de la corrupción, la violencia y el engaño Que el lunes amanezcamos con un país en paz, dispuesto a reconstruir la maltrecha democracia que este gobierno que termina ha ultrajado y envilecido.

    Hoy solo nos queda decir como Julio Cesar cruzando El Rubicón “Alea Iacta Est” (La suerte está echada)

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