Por: Diógenes Armando Pino Ávila

     A dos días de la segunda vuelta, donde tendremos como ciudadanos la enorme responsabilidad histórica de escoger quien gobernará a nuestra patria por los próximos cuatro años, todavía se haya encendida la polémica sobre cuál de los dos candidatos escoger. Se esgrimen argumentos baladíes, más motivados por el odio que por la razón, me refiero a los detractores de Candidato A, los que aducen que fue guerrillero, que es castro-chavista, que nos convertirá en otra Venezuela, estos detractores se guardan bien de mencionar sus títulos, su brillantez intelectual, el lúcido conocimiento de la problemática socio política del país.

    Estos detractores se mueven más por la emoción, sembrada en su mente por el miedo inducido sutilmente, en algunos casos y descarados en otros, que los medios de comunicación propalan atendiendo los intereses de clase de sus propietarios. Se repite la historia del plebiscito donde la propaganda negra difundida, caló en las mentes débiles y sin criterio propio, para que votaran por el no, convirtiendo a nuestro país en el hazmerreír del mundo, al ser el único pueblo que prefiere la guerra y no la paz.

    Por el otro lado está los que vemos con temor que una mente errática, venga a gobernar al país por cuatro años. Los que no cerramos los ojos ante casos escandalosos como el de Vitalogic, los que nos sorprendemos de ver como se acepta sin vergüenza cristiana que el Candidato B insulte el credo de los cristianos que aman La Virgen, los que nos escandalizamos de la ignorancia de país que ostenta Candidato B. Los que criticamos la usencia de coherencia de dicho candidato al exponer sus tesis, pues las encontramos equivocadas, inconexas de la realidad, populistas y mentirosas. Los que nos da miedo, eso sí, que Colombia de un salto al vació y caigamos en picada hacia un desastre anunciado.

     En este momento, afortunadamente vamos saliendo del gobierno gris, más bien oscuro de Duque, gobierno que nos sumió en la pobreza y en la inequidad, gobernante que jugó con los recursos del Estado poniéndolo al servicio de los poderosos. Un gobierno mezquino y ruin que le negó oportunidades a los jóvenes, pero fue pródigo repartiendo tiros y gases en las protestas y que aún hostiga encarcela, detiene y humilla a los jóvenes que tuvieron el valor de levantar su voz contra la pretendida reforma fiscal que lesionaba, aún más, al sufrido pueblo colombiano.

    Ahora bien, vamos a salir de la vergüenza de este gobierno que va de ridiculez internacional tras ridiculez, partió con el cuento del número siete (los siete enanitos, los colores del arcoíris etc.), siguió llevando saluditos parroquianos al rey de España (que saludes les manda el presidente Uribe, que le quiere mucho) y tantas ridiculeces más, por tanto no es posible (no lo quiero pensar) que caigamos en manos de una atrabiliario Candidato B  que se desgañita repartiendo hijueputazos a sus secretarias y empleados, catalogando de puta a la Virgen Santísima, ofreciendo pegar tiros al que le joda la vida y limpiándose el cul… con la Ley.

   Ahora, la legislación electoral colombiana, determina que el segundo en votación a la presidencia pasará a fungir como senador, veamos los dos escenarios posibles: Candidato B de presidente y Candidato A de senador, Imaginemos por un momento al Candidato B ante la plenaria de la ONU en un discurso sobre el calentamiento global o en un foro  económico exponiendo sus tesis sobre la pobreza, que diría: «promulgaré una Ley que establezca pegarle un tiro a los que quemen los bosques y autorizaré a los ganaderos para que protejan la selva» ¿hablaría de la delicia de tener un pueblo pobre para enriquecer a los ricos? Ahora imagínenselo en un debate en el congreso (sería para alquilar balcón) y ahí no podría esconderse del Candidato A.

     En cambio, Candidato A tiene el conocimiento, la brillantez del estadista y está curtido en las lides legislativas del Congreso. Por donde se mire hay un fuerte contraste entre los dos, de los cuales Candidato A saca abismal ventaja, pues la brillantez de estadista de Candidato A está por encima, y mucho, de la ignorancia supina en cosas del Estado por parte del Candidato B.

   Que tus miedos y odios irracionales implantados en tu imaginario no lleven a Colombia a dar un salto al vació. Hay que salvar nuestra Patria, hay que votar por un hombre inteligente, lúcido y con talla de estadista.

¡Dios nos ilumine el 19 al cumplir nuestro deber ciudadano!

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