Por: Diógenes Armando Pino Ávila

     Ayer en la tarde recibió Gustavo Petro de Parte del CNE, su credencial de Presidente electo, esto es el formalismo oficial, pues el día 19 de Junio el pueblo por amplia mayoría le había dado el honor de ser el nuevo presidente de los colombianos. El 7 de agosto tomará posesión del cargo en la primera magistratura del país, lo cual dividirá la historia patria en el antes y el después y se marca un hito por ser la primera vez que la izquierda llega al poder, prefiero decir mejor, primera vez que un progresista, un hombre de pensamiento amplio y de una visión de país en su conjunto asume el primer empleo en Colombia.   Un hombre que está del lado de los nadies, de los desposeídos, de los perseguidos, de los excluidos, de los perseguidos.

    Vienen grandes retos, comenzando por romper el escepticismo de un pueblo que no cree en promesas de campaña, de un pueblo que piensa «los mismos con las mismas>> de otros que acostumbran decir «que roben pero que hagan algo», de grupos que opinan que< «Colombia no tiene remedio», de muchos que piensan que el estado actual de hambre y pobreza es un castigo de Dios y no de unos miserables que han empobrecido al pueblo robándole su tranquilidad, su salud y su sustento.

    Retos como recomponer la economía descuadernada del país, donde los banqueros marcan la pauta de expoliación al manejar los recursos del Estado, fungiendo hasta de mega contratistas con obras tan sonadas como El puente Chirajara y otras que son una vergüenza para la ingeniería del país. Petro tendrá que enderezar las finanzas de la nación para que los recursos dejen de ser del manejo y soporte de los poderosos y se traduzcan en obras de infraestructuras y desarrollo que potencien la generación de empleos y mejoren los ingresos del colombiano del común. El nuevo presidente tiene que darse la pela para abaratar los costos de los fertilizantes para que estos a su vez se reflejen en un menor costo de los productos de la canasta familiar.

     Nuestro presidente deberá luchar por propiciar un mejor sistema de salud y pensiones para que los recursos del presupuesto nacional no sea la fuente de amasar fortuna de los corruptos, sino que lleguen a clínicas y hospitales para que la gente sea atendida con dignidad y profesionalismo y que no se sigan dando casos de muertes a causa de la desatención médica.  El presidente tendrá que forzar la inversión hacia la infraestructura escolar y universitaria y además propender por un salario digno a los educadores y la facilitación de ingreso a la universidad, sin costos, a los jóvenes colombianos.

   Son tantos y tantos los retos que sería largo enumerarlos, pero hay retos como el de la paz, redistribución del ingreso, legalización de la tierra y otros que deben marcar líneas gruesas y finas en la prioridad el programa de gobierno, estos serán temas polémicos, de mucha discusión y enfrentamientos pero que son necesarios para el país y la concordia de un pueblo cansado de la pobreza, de la guerra y el abandono. Petro tendrá que conseguir una coalición mayoritaria en las dos cámaras para que sus proyectos y su programa de gobierno fluya, confío en que lo logrará, en primer lugar, está bien asesorado por políticos que conocen los intríngulis del senado y de la cámara, conocen sus mañas y apetencias, ahí tendrá que ceder en algunos temas para conseguir los más importantes.

    Lo más pesado que tendrá que afrontar, es la despiadada campaña de desinformación de algunos medios de comunicación y sobre todo de grupos contrarios que no han asimilado el triunfo del Pacto histórico y el querer del pueblo. Vendrán tormentas de críticas y avalancha de calumnias, él sabe cómo capotear ese vendaval, pues toda su vida ha sufrido de esos ataques. De seguro se sentirá la presión parecida o peor a la que le hicieron al presidente Santos cuando demostró su independencia del yugo uribista y se arriesgó a liderar el proceso de paz.

    Para esa tempestad que se avecina, Petro está preparado, pero el pueblo también debe estar presto a cerrar filas al lado de su presidente, no comiendo cuentos de la derecha, ni de la prensa prepago, debe saber que los cambios no pueden ser de inmediato ni de forma abrupta, el pueblo debe tener conciencia que es un proceso y la derecha debe tener muy en cuenta lo que dijo el ex ministro Gaviria al diario Británico Financial Times: “estamos durmiendo encima de un volcán (…) podría ser mejor tener una explosión controlada con Petro que ‘embotellar’ el volcán”

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