CINCO LECCIONES APRENDIDAS
Por Óscar Hernán Pallares Ropero
Culminado el proceso de Revocatoria del mandato del alcalde municipal se hace necesario evaluar para avanzar en la comprensión y materialización de los mecanismos de participación ciudadana que implementó la Constitución Nacional y desarrolló la Ley.
1. Políticamente los morrocos somos incultos. Hemos avanzado, pero de manera muy lenta. Comparado con el pueblo chileno que acaba de pasar por un mecanismo electoral, estamos lelos en cultura política. Teniendo la oportunidad constitucional y legal de tomar decisiones sobre asuntos que nos atañen por ser de interés general, la mayoría prefirió no votar. El 80% de los potenciales tomadores de decisión dejó en manos del 20% que fueron a votar a que decidieran por ellos.
Lo mismo ocurrió cuando la Consulta Popular hace 27 años.
Pero lo curioso es que algunos furibundos defensores de la participación ciudadana en la Consulta Popular, en esta ocasión estuvieron en contra de que la decisión del pueblo se manifestara democráticamente en las urnas.
2. La matemática no engaña. La Consulta del domingo 11 de septiembre la ganó el Sí. Según el boletín 10 de la Registraduría, de 9.213 votantes, 8.648, aprobaron revocar el mandato, contra 465 que no estuvieron de acuerdo. En la escuela, un niño de tercero de primaria entiende que 8.648 es inmensamente mayor que 465.
3. Quienes podrían ser sancionados en el futuro son los que hacen las leyes en el presente. Con los procesos de participación directa del ciudadano, los legisladores que podrían ser gobernadores o alcaldes a futuro se han cuidado muy bien de reglamentarla de manera tal que su materialización sea casi que imposible. No vaya a ser que les toque afrontar un proceso revocatorio. De ahí el cuello de botella del umbral o cantidad mínima de votos que establecieron. Y eso que era más alto. Gracias a la presión popular tuvieron que bajarlo al 40%. Pero, aun así, es casi imposible de conseguirlo. La reglamentación debe facilitar que el pueblo decida y no que entorpezca su accionar.
4. Nadie en sano juicio puede afirmar que el pueblo ratificó el mandato obtenido en 2019. Si 8.648 votó por revocarlo, lo que se diga en contrario niegan la matemática.
De los que no salieron a votar no se puede afirmar nada al respecto. La única forma de saber que pensaban sobre el asunto era a través del voto.
Cosa distinta es que la ley establece que así en las urnas el pueblo revoque el mandato, esta decisión no se aplica por cuanto no asistieron a las urnas el mínimo de votantes requeridos. Es como quién queda libre por vencimiento de términos: si la justicia no quiso o no determinar su culpabilidad o inocencia, siempre quedará la duda.
5. No hay enemigo pequeño. En un principio se conformaron tres. Con los días dos se disolvieron no se sabe si porque ya se habían solucionado las causales que los motivó a conformarlos o por otras razones aún por conocer. Con el tercer Comité Pro Revocatoria no pudieron: ni las amenazas, ni las calumnias, ni los llamados a hacernos pasito, ni las dilaciones legales impetradas, ni los ofrecimientos. En vez de considerarlos contrincantes de respeto y respetarlos, los pordebajiaron y los menospreciaron como cuatro pelagatos. Pero resultaron gigantes.
PRIMER RECREO: Es increíble como salen a defender un alza desmesurada de la gasolina con el cuento de que así los pobres tendrán la comida que hoy no tienen en su cocina. No hace poco dijeron que los subsidios que tiene la gasolina en las zonas de fronteras había que quitarlos porque lo que se estaba haciendo era subsidiar era a los narcos. Al contrario, con el alza exagerada los pobres lo que van a tener que hacer es disminuir el poco de alimentos que tienen en la cocina y los narcos conseguirán gasolina al precio que se las pongan.
