Por Óscar Hernán Pallares Ropero

COSAS QUE NO ME GUSTAN

     Es cierto que el presidente Petro solo tiene 2 meses de gobierno de los 48 ganados a pulso limpio. Pero al escribir estas notas me acuerdo de un dicho de mis abuelos campesinos que repetían muy a menudo para enfatizar una aseveración verdadera. “Según como es el desayuno así será el lonche para el camino”. Y en estos dos meses del nuevo gobierno escucha uno cosas que pareciera que fueran de gobiernos de antaño, incluso del inmediatamente anterior. Y esas son las cosas que no me gustan.

    Claro que también se sienten vientos frescos que ojalá no sean como Julia que llegó arrasó y se fue.

    No me gusta que se haya cambiado una cofradía por otra con nuevos devotos. Tampoco me gusta que la aplanadora que existía en el Congreso para imponer la voluntad del mesías solo la hayan cambiado por una de otra marca. Las democracias son para que las mayorías decidan, pero se respeta y se le de oportunidades a las minorías para que traten de ser mayorías. Además, las sociedades son heterogéneas, en su conformación, en sus concepciones y en sus aspiraciones. Muy distintas de las cofradías que se conforman con creyentes que para ser miembros de ella el único requisito que aplica es de obedecer los mandatos del mesías.

     Es imposible que a uno le guste que luego de toda la vida de estar estudiando la causa estructural (el imperialismo de EEUU: Banco Mundial, Ocde, Fondo Monetario Internacional) de que Colombia no avance en la solución de los grandes problemas de pobreza, hambre, desempleo, quiebra de la producción nacional, exagerado endeudamiento externo, extinción de la agricultura, ahora nos salgan con que los causantes de esa tragedia serán los salvadores nacionales. Permitir que el ejército más poderoso e invasor del mundo venga dizque a cuidar la Amazonía me parece una insensatez por decirlo educadamente.

    Otras cosas que se van a implementar tampoco me gustan. Ponerles impuestos a las pensiones, así sean a la muy altas, es el papayazo para que después, este u otro gobierno, baje dicho tope para así incluir a más pensionados en el cobro de dicho impuesto, como se ha venido haciendo con la edad de pensionarse. Cada vez y tanto suben la edad para lograrlo. Dejar el mismo porcentaje de impuesto de renta para las MyPimes que a las grandes empresas, en vez de ser diferenciado, es otro asuntico que no me agrada. Es cierto que a Colombia tiene la olla raspada, pero no me simpatiza que quieran repararla con una Reforma Tributaria precisamente en momentos en que la economía prácticamente se va a estancar. El Fondo Monetario Internacional pronostica que Colombia pasaría de crecer 7.6% en 2022 a solo un mísero 2,2% en 2023. Perdería casi cinco puntos de crecimiento, lo que se convertiría en la mayor desaceleración de toda América Latina.

     Y en lo internacional, no me agrada para nada que hayan alineado a Colombia al lado de EEUU en la disputa con Rusia por la hegemonía mundial en la guerra en Ucrania. Es una guerra que puede extenderse con incalculables consecuencias, y Colombia, ahí, que, como la verdad, en la guerra es la primera que muere.  No hemos podido con nuestra crisis de violencia interna y vamos a meternos en la externa. Cómo es posible que Colombia haya sido metida por el gobierno de Santos en la OTAN, organización militar comandada por EEUU, y en vez de cambiar ese adefesio se le refuerza con la decisión de alinear a Colombia al lado de una potencia contra la otra.

    Hay muchas cosas que me gustan del nuevo gobierno. Me parece que la Reforma aprobada hasta la fecha a pupitrazo limpio tiene aspectos progresivos (pagan más algunos que tienen más), pero son mucho más los que no me gustan.

Las digo porque no pertenezco a ninguna secta y desde un principio me declaré independiente. Lo bueno se resalta, pero es obligación tratar de que lo que creamos improcedente para el mejoramiento de la vida de los pobres se corrija a tiempo.

PRIMER RECREO: El ministro de educación dice que la Educación pública está en Crisis porque encontró que los niños rurales de primaria no saben leer. Señor ministro no solo los rurales. Evidentemente la educación está en crisis, pero no por culpa de los profesores. Contrario sensu, si no fuera por los maestros no estuviera en crisis, estaría en el ataúd.

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