DECIR LA VERDAD DUELE PERO CALMAN EL ALMA

Por Óscar Hernán Pallares Ropero

     Han pasado los días, caminan los meses y los años arrastran sus pies. Sin    embargo, hay momentos en que no quieren avanzar. El tiempo es relativo. Pasa volando cuando la felicidad embarga al ser y dura una eternidad y nunca termina de pasar cuando el sufrimiento es su pan de cada día. Un pan cada vez más caro y de menor tamaño. Lo caro le roba el tamaño al pan; al de los pobres lo achicó tanto que lo desapareció.

     A medida que pasa el tiempo la verdad también asoma. Cuando se demora, Chronos se torna pesado al andar. Cual sol en una mañana nublada, pareciera que no va a dejarse ver, pero no es, sino que la oscura nube deje un ojal en su grueso manto para que la certidumbre se meta a pedazos.

     Y cuando asoma genera vergüenza, dolor, desesperanza, desconfianza, en quién quiso ocultarla a toda costa con el dedo de la mano.

    Así está pasando con varios hechos que como el tiempo en momentos de dolor o el sol en cielo toldado parecen no avanzar en busca de la claridad.

Veamos sólo unos pocos.

     Las fotomultas, así llamados los sistemas electrónicos de detección de infracciones de tránsito porque las autoridades las cogieron con el fin único de esquilmar el bolsillo de los conductores, fueron noticia nacional cuando el alcalde las sacó a las patadas de los puntos legalmente autorizados para que operaran. Pero cuando se vislumbraba que el municipio iba a tener que pagar las consecuencias de semejante alcaldada, el inspector de tránsito tomó la decisión de darle continuidad al contrato, abrupta e ilegalmente saboteado en su ejecución. ¿Qué se acordó para que vuelvan a operar las fotomultas? «Todo el mundo lo sabe», dice el pueblo, menos el jefe de la directora de Tránsito y tampoco la directora. ¿Por qué lo ocultan? ¿Creen que nunca se sabrá?

     Otro hecho que medio asoma entre las nubes de la no verdad es el destino de la ESPA. ¿Por qué no se le entregaron a tiempo los recursos para el subsidio a los estratos uno, dos y tres? ¿Buscan marchitarla más de lo que está para justificar su entrega a un particular? Mientras no se tenga claridad sobre el asunto la gente tiene derecho a vaticinar sus propias verdades.

     Un tercer hecho que merece la verdad es el contrato para elaborar el Proyecto del Plan de Ordenamiento Territorial (POT). Se anunció con bombos y platillo hace ya meses, pero nada se sabe con quién se contrató, ¿cuánto cuesta el contrato? ¿O acaso se contrató?

     Si la administración no se anduviera con tapujos y le rinde cuentas claras con chocolate espeso a la ciudadanía no estaría dando pie para que cada uno ande mostrando sus verdades sobre esos hechos y otros muchos de los que nadie sabe nada, como en el caso de las fotomultas, que ni siquiera las primeras autoridades de tránsito saben nada, según ellos mismos lo dicen.

     Conocer la verdad de los hechos es un derecho de la ciudadanía y una obligación legal de las autoridades de rendir cuentas con claridad.

    Algunas verdades duelen, pero calman el alma el que se esclarezcan los hechos.

PRIMER RECREO: Se iniciaron negociaciones con el ELN. Un buen paso en busca de su incorporación a la vida civil. Ojalá que las partes tengan verdadera voluntad de lograr acuerdos.

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