Por Diógenes Armando Pino Sanjur

     Durante su vida política el presidente Petro se ha caracterizado por su vehemencia, beligerancia y combativo discurso, donde arremete, descalifica y acusa a los corruptos, opositores, presidente, procurador, contralor y todo aquel que discrepe de sus ideas y forma de ver la política colombiana, a los cuales no dudaba en calificarlos “sectores poderosos insertados en lo político y económico, propietarios de los medios de comunicación, acostumbrados a imponer su voluntad desde comienzos de la República, a enriquecerse con lo público, que han manejado el país como su hacienda personal”.

     En la actualidad ejerciendo como presidente su elocuencia y pronunciamiento no ha variado, aprovechando su estatus del mandatario más influyente en redes sociales, ha constituido Twitter como su herramienta fundamental para defender su gobierno, sus políticas y sus decisiones, muchas veces confundiendo a sus lectores, puesto que mezcla información institucional, con sus propias apreciaciones e incluso contradice a su gabinete.

    Debido a la necesidad imperante para que le aprueben las múltiples y estructurales reformas planteadas para “lograr los objetivos de su gobierno” y poder realizar los cambios que planea hacerle al funcionamiento del estado, el presidente Petro pidió a sus seguidores a salir a las calles a respaldar las reformas, lo que ha causado indignación en la oposición, quien está convencida que este llamado es una estrategia para ejercer presión al legislativo y que se aprueben las reformas sin mucha discusión.

     Así mismo, el gobierno presento ante el congreso el proyecto de ley del plan de desarrollo “Colombia potencia mundial de la vida”, para que sea aprobado, donde este le otorgaría por seis meses facultades extraordinarias al presidente, las cuales considera necesarias para el inicio de la transformación para el cambio, desde ya sus opositores conociendo al presidente emprenden sus criticas aduciendo que si “el legislativo no aprueba, Petro lo adopta mediante decreto con fuerza ley”, omitiéndole a los ciudadanos que esta facultad se encuentra establecida en la Constitución Nacional de Colombia en su artículo 341.

      Petro sumo otra polémica por asegurar “en caso de no hacerse una parte de la primera línea de forma subterránea, cambiarían la financiación que otorga la Nación al metro de Bogotá”, esta afirmación para la inmensa mayoría se ha tomado como un chantaje del presidente a la Alcaldesa y Bogotá, puesto está condicionando la financiación del proyecto a sus caprichos, a lo que Petro en medio de redes replico diciendo «Ofrecí financiar completamente con recursos de la nación la subterranización de la parte más activa de la primera línea, eso no es un chantaje».

     Desde sus inicios hemos conocido al Petro luchador, elocuente y desafiante, quien defiende sus ideales a toda costa con argumentos y discurso, así lo fue en el congreso, en la alcaldía de Bogotá, en campaña, los colombianos así lo acompañaron, depositaron su confianza y lo eligieron para que rigiera los destinos del país, pero también es cierto, que ahora como presidente debe ser más medido, prudente, tolerante y cauto  al momento de expresar sus ideas, como presidente debe buscar el consenso, armonía y respetar las diferencias, solo así podremos construir un mejor futuro, asegurar el tan prometido cambio y vivir sabroso, de lo contrario, el desosiego, caos e inopia reinara per secula seculorum.

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