Por Diógenes Armando Pino Sanjur
El Programa de Alimentación Escolar se institucionalizo para garantizar la permanencia de los niños y niñas en el sistema educativo y mejorar su desempeño escolar, contribuyendo con ello, a potencializar la capacidad de atención de los estudiantes y optimizando sus procesos de aprendizaje.
Infortunadamente la implementación de este Programa de vital importancia para nuestros niños y niñas fue aprovechada por personas inescrupulosas e irracionales para ganar dividendos, es por ello, que el programa comenzó a estar en el ojo del huracán, puesto que se evidencio graves irregularidades como alimentos en mal estado, vencidos, el no suministro de los complementos alimenticios establecidos en el programa, demoras en su entrega entre algunas anomalías.
Con lo anterior los únicos perjudicados son nuestros niños y niñas que le han puesto en riesgo su integridad y salud al consumir alimentos en mal estado o vencidos, es por ello que se han presentados infinidades de denuncias por los actos de corrupción presentados en este programa a nivel nacional, lo que ha permitido prender las alarmas para que los órganos de control, comunidad educativa y comunidad en general este vigilante, para garantizar se cumpla a cabalidad, de forma idónea y eficiente la alimentación a los estudiantes.
Gracias a las denuncias y criticas podemos dar un parte de tranquilidad, establecer que a pesar de las argucias de algunos avivatos y corruptos el programa en la inmensa mayoría del país presenta mejoras sustanciales, brindando con ello un pilar fundamental para garantizar que la estrategia “Alimentos para Aprender” cumpla sus fines y propósitos.
Ahora bien, para que el Programa de Alimentación Escolar cumpla su cometido no solo es necesario que se cumpla a cabalidad con la entrega de los complementos,
es necesario también que se cumpla con todos los estándares de calidad, en todos los procesos desde su adquisición, preparación, hasta la entrega y consumo de estos suplementos por nuestros estudiantes.
Es por eso, que vemos con gran preocupación como las infraestructuras locativas donde se proporciona la Alimentación Escolar en gran cantidad de instituciones educativas se encuentran en mal estado, en otras no se cuenta con las mismas.
Para que el programa funcione es necesario mejorar y/o dotar de cocinas, comedor, lugares de almacenamiento, refrigeración a las instituciones, así mismo, disponer de la renovación, adquisición de nuevos implementos de cocinas, mesas y sillas, que garantice a los funcionarios encargados de la preparación de los alimentos, los mecanismos e instrumentos necesarios que permitan realizar bien su labor, bajo los estándares de higiene y calidad exigidos y a nuestros alumnos un sitio cómodo, ideal y con los accesorios adecuados para tomar sus alimentos.
Si intervenimos e implementamos el Programa de Alimentación Escolar de forma integral desde todos sus procesos, podemos estar tranquilos y seguros que nuestros niños tienen las garantías de acceder a una educación con permanencia junto con su bienestar a través de un complemento alimentario, de lo contrario, seguiremos siendo testigo de los escándalos por corrupción, retrasos, malas prácticas, transmisión de enfermedades por alimentos, la deserción escolar, desatención de los estudiantes y desmejoramiento de los desempeños escolares.