NUESTRA SEMANA SANTA EN TRES PASOS

PRIMER PASO: LA COCINA

     El lunes el aire era suave como el del aletear del colibrí alimentándose de la flor del jardín; el caminar de todos en la casa se sentía como los pasos de los ángeles sobre las mullidas nubes. El amanecer del lunes Santo era diferente a todos los lunes. Ni el del zapatero, ni el post vacacional era tan distinto como el lunes que da comienzo a la semana Santa.

     Durante este primer día de la semana que comienza y hasta el miércoles a la mitad del sol del día, es de un silencioso trajín, así como producen las abejas la miel. Cada quién hace lo que debe y tiene que hacer. Son tres días de acción que deben alcanzar para los otros tres días de inacción hasta el amanecer del domingo.

     Pilar, cocinar y moler el maíz; asar y envolver las arepas en un lienzo blanco; poner a fermentar la chicha; cocinar los bollos blancos y los de maduro; preparar los dulces; rajar la leña; lavar la ropa; hacer las tareas de la escuela; matar, salar y partir en porciones personales el pescado; limpiar el frente de la casa; comprar y guardar salmonete y sardina en lata, eran labores imprescindibles que debían hacerse de manera meticulosa y laboriosa como las hormigas que se provisionan para no morir de hambre en el largo invierno. En esta planeación las mamás demuestran su gran capacidad de administradoras de empresas, porque lo previsto de comida para los tres días de guarda absoluta (jueves, viernes y sábado) alcanza exactamente hasta para la numerosa familia: no había familia dónde los hijos fueran menores a 5.

    Cuando mamá apagaba el fogón de leña de tres piedras puestas en forma triangular (madre, padre e hijos, es el significado de que sean tres y estén en forma triangular) sobre un mesón de tierra pisada, le echaba agua a las brasas, recogía la ceniza, barría y remojaba el piso, también de tierra, era orden que nadie discutía y menos incumplía, que se iniciaban unos días de abstinencia de carne, de baño, de habla, de risas, de reuniones de esquina y andén, de mujer o de hombre, de música, de cantinas, de tránsito de vehículos, de escupir en el suelo, de maldecir, de pegarle al hermano o pellizcar a la hermana. Hasta de la más mínima mala intención la gente se abstenía porque el Señor la tomaría como si fuera contra él.

    La casa quedaba en silencio mortuorio y envuelta en luto solemne. Los espejos se cubrían; los cuchillos se envolvían; las herramientas se aseguraban y las personas caminaban con la cabeza agachada.

     La cocina, lugar de reunión y encuentro y diálogo y amoríos y discusiones y reconciliaciones, era clausurada hasta el domingo muy temprano, cuando mamá prendía el fogón. Era como si prendiera la vida de un soplo. Volvía a ser el lugar comunitario de la familia.

     En la cocina de leña se dejan y recogen migajas de vida. Si la mañana era fresca, servía de abrigo, y si era calurosa, la cocina resguardaba el amigable clima. Eran grandes, tenían asientos donde se sentaba la familia y se atendían visitas con un café caliente en la mano o aspirando su aroma mientras hervía en el fogón. No faltaba un mesón y a las arepas se les sacaba la cara (pellejo) paradas frente a las llamas; salían del fogón al plato en el mesón.

     La cocina de leña ayudó a la evolución del hombre. Al Homo Erectus, por allá entre el año 1’000.000 y el 300.000 AC se le atribuye la aplicación del fuego en una cocina cuando la tierra estaba cubierta de hielo. Sin el fuego el hombre no hubiera podido aprovechar la proteína de la carne y sin la cocina no pudo haber soportado el frío mientras la asaba.

     Sin el fuego no existiría la forma de alimentación actual y gracias a la cocina se salvó la humanidad de perecer congelada mientras aprendía a convivir en familia.

PRIMER RECREO: Las autoridades no pueden pasar de agache ante la ola de inseguridad que azota a Aguachica y en especial a los colegios.

SEGUNDO RECREO: Se cuentan por lo menos 15 personas que aspiran a ser candidatos a la alcaldía de Aguachica. Ojalá aprovechen este tiempo de precandidatura para conocer a fondo el estado del municipio y puedan así estructurar un plan de gobierno que sirva para sacar al municipio del atosigante recreo en que está sumido.

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