NUESTRA SEMANA SANTA EN TRES PASOS. SEGUNDO PASO: EL BAÑO.

     Decía que cuando mamá apagaba el fogón de leña, lo inundaba de agua y recogía la ceniza, eso significaba y era orden que a partir de ese medio día del miércoles los de la casa entraban en largo periodo de abstinencia de casi todo. Hasta de bañarse.

     El domingo de resurrección la vida regresaría a la casa cuando la leña se convertía en fuego en el fogón. Entre tanto, hasta bañarse estaba totalmente vetado.

     Uno no se podía bañar por respeto a los días santos, pero en las casas existían baños con duchas con agua todo el día.

     Afortunadamente Aguachica era fresca. El Bosque El Agüil no se había entregado a pedazos a cambio de votos, y ejercía desde el Norte como un gran ventilador de aire puro y fresco para todos. Por el Oriente, la Serranía de los Motilones enviaba por la falda montañosa de la Cordillera la frescura que mantenía bajo control el sofoco del clima tórrido; los parroquianos se sentaban recostados en el quicio de las puertas de sus casas en taburetes de cuero de ganado a recibir la frescura de la tardenoche mientras reposaban la comida y esperaban la llegada de la tempranera hora de dormir. Hacia el Sur, la vista solo divisaba montañas que llegaban hasta el río Lebrija que uno se imaginaba en permanente charla con el Magdalena. El Occidente de la tierra del morrocoy era plano hasta Gamarra, pero protegido del caluroso vapor del río Yuma que raudo viajaba hasta Bocas de Ceniza, por los rastrojales y montañas espesas que llegaban hasta más acá de la hoy Av. Campo Serrano.

     Años atrás la abstinencia sagrada de no bañarse se pasaba sin ninguna interrogación hacia los papás. Pero en la adolescencia, por los años 70, la tentación de pecar bañándose era casi que insoportable.

     Mi mamá nos contaba, y asustaba, que si uno se bañaba en el río se convertía en pez y podía terminar en pescado. No había otra manera de saberlo sino comprobándolo. Aguachica estaba rodeada de muchas quebradas, casi ríos, como la Buturama, El Cristo, Pital, El minuto, Gallinazo, y por el Occidente, el gran río Yuma. El medio para pecar era muy tentador.

¿Y si uno se bañaba en el baño?

    No había manera de saberlo si uno no se bañaba. ¿Y si me iba para el infierno? ¿Y si me convertía en sapo en vez de pescado? ¿Si no me convertía en nada, pero moría? ¿Y si solo meto la pierna al chorro?

    La culpa que acompañó a Rodia en Crimen y Castigo era un juego comparado con la angustia que vivía en esos instantes en el baño, sin ropa y con inmenso temor de tocar siquiera la llave.

    Cerré los ojos y solo metí el pie cuando sentí el chorro de agua.

PRIMER RECREO: Hoy 21 de abril vio la luz la Concentración Escolar Jorge Eliécer Gaitán. Nació de la absorción de la Escuela Urbana de Varones que “desde siempre” brindaba educación primaria a los niños de la incipiente Aguachica y que por la época recibían sus clases en dos sedes: De primero a segundo en las instalaciones de la hoy Escuela Número Dos, y de tercero a quinto, en el hoy colegio Guillermo León Valencia.

     Por esta hora de la mañana, cuando usted está leyendo este escrito, los estudiantes de tercero, cuarto y quinto, ubicados en el hoy ColValencia luchábamos contra los pesados pupitres de hierro y madera para que se dejaran arrastrar por las polvorientas calles y carreras hasta las instalaciones del antiguo Cable Aéreo. Pesaban más lo pupitres que los niños que los arrastraban.

    Pero el trasteo comenzó el 20 de abril. Todos los estudiantes fuimos convocados por los profesores “con ropa de trabajo” porque la jornada escolar de ese día se iba a dedicar a raspar, lavar y limpiar los pupitres.

    Del trasteo hace hoy 21 de abril, 53 años. No podría aventurarme a decir qué hubiera sido de Aguachica si no se hubiera dado el paso de concentrar a los estudiantes varones en unas instalaciones con gran espacio para los niños. Es preferible un colegio sin salones que, sin árboles, sin espacios grandes para el recreo; sin donde jugar. Lo que sí puedo asegurar es que Aguachica sería otra.

     A pioneros: profesores, estudiantes, directivos, administrativos, personal auxiliar de oficios varios, padres de familia: ¡gracias por legarnos el colegio del que hoy disfrutamos!

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