QUE VIVAN LOS PROFESORES REGAÑONES

Por Óscar Hernán Pallares Ropero

    Mientras se aclaran las aguas revueltas del oasis, que neciamente el beduino revolcó una vez sació su sed para que los venían detrás de él no pudieran saciar su sed, quiero compartir una vivencia que se ha vuelto costumbre en estos tiempos.

Una muy mala costumbre.

    La señora coordinadora le marcó a la mamá de un joven que se ha venido portando de manera contraria a las estipulaciones del Manual de Convivencia y a las buenas maneras de una persona educada.

     La señora no deja que la coordinadora le explique el caso y la interrumpe de manera grosera en los siguientes términos: “Qué es la jodedera con mi hijo, ¡no joda! Si no tienen oficio, yo si tengo mucho y bastante para ponerles a hacer. ¿Acaso en ese puto colegio no hay más estudiantes como para que se la tengan montada a mi hijo?”

     “Yo les he dicho que no me llamen más, hagan lo que quieran. Pero yo no estoy para ir a mirarles el culo cada vez que a ustedes les ronque. Si no pueden con los pelados renuncien. Para cobrar si tienen alientos, pero para trabajar están ocupados. Si no pueden con los estudiantes, renuncien. Yo por mi parte les sigo mandando a mi hijo a ver si son capaces de echarlo”.

     ¿Qué es lo que está pasando con la comunidad que menosprecia el trabajo de los profesores y desvaloriza, como el peso frente al dólar, el servicio educativo?

     Estamos criando lo que los expertos han llamado una generación de cristal. Son jóvenes que se resquebrajan ante el mínimo obstáculo que se les presente.  Jóvenes con todos los derechos y sin ningún deber correlacionado. Son muchachos que ni se les puede mirar porque se creen con el derecho a maltratar los ojos de quien los miró. Son adolescentes que nunca se paran del sillón desde donde ven televisión, ni siquiera a traer el plato de comida; jamás lavan los platos donde les sirvieron la comida; se acuestan sobre una cama bien tendida por sus padres y se levantan dejándola como un chiquero para luego exigir que se la tengan tendida; si se les llama la atención amenazan con largarse de la casa haciendo culpables a sus progenitores gritándoles “para que me parieron, yo no les dije que lo hicieran”.

    Estos muchachos de cristal quieren todo y se creen con el derecho de no tener obligaciones y deberes para consigo mismos, con sus padres y con la sociedad.

    Y esa actitud de prepotencia y dictadorzuelos la quieren poner en práctica en escuelas y colegios.

    Pero afortunadamente los colegios son centros de formación antes que de instrucción. Tienen reglas, procedimientos e instrucciones como las tienen las comunidades organizadas y educadas. Pero lo mejor, es que los colegios tienen profesores regañones, que por encima de cualquier atropello de algunos padres se mantienen firmes en su querer de formar ciudadanos útiles a la sociedad dentro de las normas de respeto y consideración de los derechos de los demás.

    Mientras existan colegios con normas de convivencia y las hagan respetar y con profesores regañones, la sociedad no se descarrilará estrepitosamente.

¡Que vivan los profesores regañones!

PRIMER RECREO: En gestión ante la Secretaría de Cultura y Turismo del Cesar se consiguió que se incluyera al colegio Jorge Eliécer Gaitán entre los 72 colegios del Cesar que serán dotados con instrumentos musicales. Al momento de ustedes leer esta columna en la mañana se debe estar en la ceremonia de entrega por parte del Dr. Iván Murgas, secretario de Cultura del Cesar.

SEGUNDO RCREO: Está apurado el gobierno nacional esculcándole el bolsillo a la población. Inauguró el mes de la familia con un “tramacazo” (trancazo) de $600,00 de alza en la gasolina. Ya estamos pagando las consecuencias de la reforma tributaria tipo Carrasquilla aprobada el año pasado, y se anuncia por el nuevo ministro de hacienda que el año entrante tramitarán otra Reforma Tributaria. Y eso que no sabe que en Aguachica también están apurados.    

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