Colombia, como cualquier país del mundo, presenta problemas de todo tipo, seguridad, empleo, infraestructura vial, entre otras; sin embargo, me atrevo a decir qué hay un ítem que hoy está afectando a todas las familias colombianas, y es el precio de los alimentos.

     Si bien las cifras del DANE muestran que la inflación en este sector de la económica viene en descenso desde abril del presente año, si comparamos con el año inmediatamente anterior estamos hablando que la cifra era de un dígito, 9.67% en junio del 2022, mientras que para junio de 2023 es de 12.13%, esto para efectos prácticos del consumo diario de los colombianos afecta profundamente la economía familiar o como diríamos coloquialmente el bolsillo de los ciudadanos.

      Un ejemplo de lo anterior es la publicación de La República donde muestra el aumento del precio de un almuerzo ejecutivo en un 27% respecto al año anterior. Hace falta solamente hacer un parangón de las cifras SIPSA del DANE donde se ve el aumento de producto básicos en Bogotá como el tomate en un 20,9%, Cebolla Cabezona en 28%, el frijol en 84%, si 84%, la carne en un 14%, entre otros.

     Por otra parte, preocupa el informe del Programa Mundial de Alimentos de la ONU donde dice que solo el 40% de los colombianos se alimentan dos veces al día y el 15.5 millones de connacionales sufren de inseguridad alimentaria. Cuando se ponderan los resultados en las mediciones del coeficiente Gini, vemos que Colombia es el segundo país más inequitativo de Latinoamérica.

    Si bien el Gobierno Nacional en abril anunció un acuerdo junto con la ANDI y la SAC para implementar una estrategia de reducción de los precios de los alimentos, la cual ha venido teniendo efecto. Sin embargo, hay que tomar más decisiones de fondo para seguir disminuyéndolos, pues al final es la gran mayoría de los colombianos la que se ve afectada, sobre todo las nuevas generaciones, las cuales al no alimentarse bien desde su formación prenatal no logran desarrollar bien su cerebro y capacidades físicas, donde más adelante ello se verá reflejado en problemas sociales– Vale la pena revisar el programa Inicios Felices inicios en Bucaramanga-.

     Una solución está en qué el Gobierno revise y regule el valor neto de los fertilizantes, ya que el 75% de los que utilizamos son importados, algunos como la Urea con un aumento hasta del 150% en su valor según la SAC. Colombia importa más de 2 millones de toneladas de fertilizantes al año, lo cual con este aumento desaforado del valor y arancel ha encarecido los productos, entre otras por la reducción de la oferta de estos mismos, donde además no hay bienes sustitutos qué cumplan su rol en el mercado.

     Por otra parte, se debería establecer un marco normativo temporal que limite la especulación de precios de producto agrícolas, reflejadas en los niveles de ganancia de actores del mercado como transportistas, grandes cadenas comerciales de supermercados y revendedores. El programa coseche y compre a la fija en 2021 fue un gran inicio en este sentido, donde se llegó a transacciones superiores a 1.2 billones sin intermediación en la venta del producto.

    Es apremiante revisar este tema para controlar el precio final de los alimentos y reducir el hambre. Enbuenahora las grandes cadenas de supermercados anunciaron descuentos entre el 10% y 45% dependiendo el producto, que ha permitido dinamizar la economía y que más colombianos tengan la oportunidad de salir a comprar alimentos y productos básicos del día a día.

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