Por Óscar Hernán Pallares Ropero
Con el «debate» pasado en la Cámara de Comercio con los candidatos a la alcaldía van dos encuentros de ellos juntos de cara al pueblo. El primero fue un Foro en la UPC-A siendo ellos apenas precandidatos.
En una sociedad donde se practique plenamente la democracia estos eventos son imprescindibles porque sacan al candidato del discurso populachero, vano, con un público convencido o pagado, donde todos aplauden cuando el animador da la orden que aplaudan, y lo meten a responder con razones, cifras y proyectos y programas ante un público pensante, analítico, que no aplaude, sino que hace ponderaciones, análisis y no lo convence la propaganda ni el eslógan.
Una sociedad sin debate jamás será democrática.
En los dos eventos mencionados, ya hay esbozos, asomos, de lo que proponen los candidatos. Deben afinar las propuestas, eso sí, pero ya se pueden ir filtrando para tener elementos de juicio para decidir.
De la ponderación que he venido haciendo considero que a por lo menos unos cinco de los candidatos actuales les falta «pelo para la moña», como dice el dicho popular.
Otros tienen propuestas razonables, pero dado el escaso tiempo para explicarlas en un evento con todos (son muchos y poco tiempo) deberían buscar formas de creativas de exponerlas.
Y hay otro(s) que consideran que el debate los perjudica ya que se consideran ganadores. Me parece que están errados.
Es cierto que en un debate se pueden perder votos, pero también, se pueden ganar muchos. Un claro perdedor de los dos eventos anteriores fue Fernando Caballero del Pacto Histórico. Lo ponchó el candidato Bautista con lo de las escuelas rurales e Israel Obregón con el asunto del plan vial.
Pero creo que los dos eventos han mostrado a Vicente Baños, Maryury Jaimes, Israel Obregón y Manuel Rangel como evidentes ganadores y en crecimiento.
Quién no vaya a los debates denota miedo, incapacidad e inseguridad ante un público más conocedor.
Hablarle a un votante convencido es llover sobre mojado. Tratar de convencer a quien sabemos que votará por otro, es una pérdida de tiempo. El candidato preparado debe centrar su actuar en mantener a los convencidos y convencer a los indecisos. Si ya se tiene un conglomerado convencido, quien puede definir es el votante que quiere que lo convenzan. Estos escuchan los debates, ponen oídos a todos los candidatos y con elementos de razón, vota por el que lo convenza.
PRIMER RECREO: A la pregunta en el debate en la Cámara de Comercio de que CÓMO LES PARECÍA LA ADMINISTRACIÓN ACTUAL, todos respondieron mal o pésima. Solo el candidato BAUTISTA respondió que buena. En la sala se sintió un escalofrío general.