Perdidos bajo el polvo del olvido, se encuentran infolios historiales que registran a San Miguel de las Palmas de Tamalameque como el nombre de nuestro querido terruño, y como siempre, por la pereza ancestral e idiomática en particular recortamos el nombre a su forma simple: Tamalameque.

       Igual pasó con Cali, Bogotá y Cartagena, pero, su dirigencia y sus hijos prestantes, respetuosos del legado histórico de sus ciudades, retomaron los nombres originales y mediante Acuerdos del Honorable Concejo de sus respectivos pueblos, devolvieron los nombres primigenios a sus urbes: Santiago de Cali, Santafé de Bogotá y Cartagena de Indias.

    Desde que tomé conciencia histórica sobre mi pueblo —de ello hace muchos años— cuando comencé a leer sobre la historia de Tamalameque y me apasioné con ella, he llamado a mi pueblo por su nombre histórico “San Miguel de las Palmas de Tamalameque” y todos mis escritos están fechados en ese lugar edénico que queda a orillas del Tagoto.

     Qué bueno sería –soñar no cuesta nada— que el Honorable Concejo de San Miguel de Las Palmas de Tamalameque el actual o el del otro periodo, hojeara esos infolios historiales y en un acto de responsabilidad histórica, mediante acuerdo municipal le devolviera el nombre verdadero a nuestro pueblo.

     ¿Con ello que ¡ganaríamos? ¡Hombre! ganaríamos riqueza cultural e histórica, ganaríamos reconocimiento nacional por ser respetuosos de nuestra historia y tradición, ganaríamos identidad, pues una manera de recuperar formas identitarias es el reconocimiento a la riqueza cultural intangible. Afirmaríamos nuestra vocación de pueblo amante de la cultura. Le mostraríamos a las nuevas generaciones el valor cultural e histórico de nuestro pueblo, etc.

     A propósito, el lunes 29 de septiembre que acaba de pasar, la Iglesia católica celebró el día de San Miguel Arcángel, fecha esta, en la cual posiblemente LORENZO MARTÍN un adelantado de AMBROSIO ALFINGER fundó nuestro pueblo en un sitio frontero a MOMPOX en el año 1.544. digo posiblemente, pues se colige, si el nombre histórico es San Miguel de Las Palmas de Tamalameque, y el conocimiento de la costumbre del español de bautizar sus fundaciones y refundaciones con el santo que el santoral católico le asignaba al día, es fácil concluir que Tamalameque si se llama así, es por coincidir su fundación con el día 29 de septiembre. Si lo anterior es cierto, es fácil decir que San Miguel de Las Palmas de Tamalameque este 29 de septiembre cumplió 479 años. ¿Cuántos tamalamequeros sabíamos esto?

     ¿Será que él o la nueva burgomaestre y nuevos concejales nos están preparando la sorpresa de unos festejos por todo lo alto en los 480 años que cumplirá nuestro pueblo en el 2024 y, por tanto, nos sorprenderán el próximo año con una obra de envergadura acorde con el aniversario 480 de la fundación?

     Creo que el alcalde actual, Luis Lascarro Tafur con su equipo de Planeación Municipal ya han debido inscribir en los bancos de proyectos municipal, nacional y departamental algunos proyectos para festejar ese aniversario. Se me ocurre proponer, la construcción de unos quioscos amigables con el paisaje y el medio ambiente en el Malecón de Puerto Bocas para arrendar o dar en comodato a los ocupantes actuales de ese espacio público y que ojalá desde ya se comience la demolición de esos esperpentos tuguriales que han construido en el Malecón y que privan al transeúnte la hermosa vista que brinda el río Grande de la Magdalena.  Ojalá se esté pensando en la elaboración de un monumento que reivindique nuestra leyenda insignia “La Llorona” y otras como la Luz corredora, El Cuero Arrastrao, etc. Para que la magia del espanto pueblerino perviva y la oralidad continúe.

      Ojalá se tenga en cuenta la construcción y la ciclo ruta que saque a los niños y jóvenes de las dos instituciones educativas del bachillerato que quedan juntas a la entrada del pueblo y tienen que cruzar la carretera El Burro- Tamalameque-El Banco, carretera ésta que ha ganado afluencia vehicular y mayor velocidad del tránsito y que en verdad amenaza la visa e integridad de nuestros estudiantes.

¡Que Dios nos bendiga a todos y nos depare mejor suerte!

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