● 79 fincas en la región del Sur del Cesar cocinan con estiércol, a través de biodigestores, ayudando a las economías familiares de pequeños productores de leche gracias al biogás.

● Con esta iniciativa, parte del programa Vaca Madrina, se ha evitado la liberación de 5 toneladas de dióxido de carbono al ambiente desde 2020.

● La innovadora apuesta se desarrolla con fondos de cooperación internacional (Fondo Acción e IDH) y recursos propios y hace parte del modelo de sostenibilidad de Alquería.

    Con una inversión cercana a los $500 millones, Alquería, a través de su programa «Vaca Madrina», ha demostrado que se puede cocinar con estiércol y que la innovación es una estrategia poderosa para mejorar la sostenibilidad ambiental y económica en la región del sur del Cesar. Así lo demuestra su iniciativa que busca que pequeños productores puedan instalar biodigestores en sus fincas, reduciendo emisiones y ahorrándole dinero a 79 familias campesinas.

    “Cocinar con estiércol, como lo oyen.  Sé que ha habido controversia en redes con esto, con lo que hicimos con Los Escachaítos. Pero efectivamente, esto va muy en serio.  Es una de nuestras apuestas para mejorar las economías de nuestros productores de leche.  Ahora no tienen que comprar pipetas de gas; lo cual les permite ahorrar y a la vez cuidar del medio ambiente”, asegura Juan Camilo Padilla, gerente de Sostenibilidad de Alquería.

    “En Colombia se cocina con estiércol” ese es el mensaje que ha rondado, sumado a una campaña con Los Escachaitos, creadores de contenido con foco en el campo colombiano. La realidad es que esta afirmación tiene detrás un proyecto que pone en práctica el saber científico, la conservación ambiental y la dedicación campesina en el sur del Cesar.

    La compañía explica que, como desecho orgánico, el estiércol produce biogás que al acumularse puede ser almacenado y procesado para su uso en las cocinas como combustible para las llamas del fogón. Este proceso es similar a lo que ocurre con una olla exprés cuando el vapor se acumula en la parte superior y empuja la tapa para salir; en este caso, en lugar de una olla se usa un contenedor en el que se deposita el estiércol recolectado de las vacas y que se encarga de acumular los gases de este, para luego conducirlos a las cocinas y que funcione tal como lo haría el gas propano en una estufa.

    Desde el 2020, Alquería inició un proyecto con las comunidades campesinas del sur del Cesar para implementar biodigestores en fincas ganaderas como parte de su programa «Vaca Madrina». Con recursos de cooperación internacional (a través de Fondo Acción, fondo privado con 20 años de experiencia en inversiones sostenibles en medio ambiente y niñez, IDH, organización internacional que lleva 15 años trabajando por generar mejores cadenas productivas, y Yara, empresa líder mundial en nutrición de cultivos) y recursos propios, que suman una inversión de más de $3.000 millones, este proyecto tiene como objetivo mejorar la sostenibilidad ambiental y ofrecer beneficios económicos a los productores de esta región. En 2021 se instalaron los primeros cinco biodigestores y ahora 79 fincas los tienen en marcha.

    Desde su inicio, este proyecto ha logrado evitar más de 44 toneladas de emisiones de CO2. Asimismo, con la producción de biogás, los campesinos beneficiados reducen la necesidad de leña y gas propano, así como costos de energía. Un biodigestor de 8 metros cúbicos puede producir alrededor de 9 mil metros cúbicos de biogás al año, lo que equivale a 120 libras de gas propano al mes, por lo que aquellos campesinos que antes dependían del gas propano ahora compran cilindros con menos frecuencia, logrando ahorros significativos y aliviando su carga financiera.

   Alquería planea continuar instalando biodigestores y midiendo su impacto hasta 2030, ampliando el alcance del proyecto, beneficiando a más ganaderos y promoviendo prácticas sostenibles en la industria en línea con su compromiso de mantener el campo siempre vivo y dar larga vida al planeta.