Por: Diógenes Armando Pino Ávila

   En la ideologización de las relaciones entre países, puede suceder muchas cosas, la mayoría terribles, en que el pueblo es el que sufre las consecuencias. No nos referiremos a los conflictos del pasado, sino a los más recientes, USA – Venezuela y Rusia – Ucrania, en ambos conflictos podemos detectar sin mayor esfuerzo como se sacrifican millones de personas, solo por sentar una posición ideológica que, a la postre, esconde las mezquinas intenciones económicas de las naciones poderosas.

    Veamos el caso venezolano, en que el gobierno USA impuso las más severas sanciones económicas y el embargo de sus recursos financieros en el exterior, hasta al punto de convertir a un país rico como la República Bolivariana de Venezuela, en el país con la moneda más devaluada no solo de América sino del mundo. En esa satanización de un régimen “democrático” como USA contra la “tiranía inaceptable” de Maduro se escondía y se esconde el juego de intereses de la clase adinerada venezolana, con sus capitales e intereses económicos a salvo, en paraísos fiscales; y los gringos presionando hasta la asfixia al régimen de Maduro para que claudicara, al punto de conseguir un saltimbanqui como Guaidó que se prestó para el irrisorio sainete de ser auto erigido como presidente virtual de su nación.

   Todo lo anterior, presionando hasta el cansancio para apropiarse de las reservas de petróleo más grandes del mundo. Maduro y su pueblo han resistido con dignidad. Han sufrido el hambre, emigración, el estigma de ser extranjeros en países que los menosprecian y que en aras de los Derechos Humanos les “proveen” trabajos, pero con una remuneración irrisoria, explotando inhumanamente la necesidad de cubrir sus necesidades básicas de esta gente que huye del hambre y de la ruina, en un país como el nuestro que posa de “humanitario” pero que cobra a la comunidad internacional por esos rasgos de humanismo, y que, a la postre, buscan pegar el corte en el ponqué de la corrupción para quedarse con su tajada de esa ayuda internacional.

El caso Rusia – Ucrania, tiene otras connotaciones sociales y culturales, como la historia de la antigua Unión Soviética, algunos rasgos de nacionalismo de ambas partes, un pueblo sufriendo la despiadada arremetida de una potencia con armas convencionales que pensaban apabullar a los ucranianos, sin contar con la decisión férrea de un pueblo de defender con sus propias vidas cada pulgada de su territorio patrio. A Putin le ha ido como “perro en misa” no ha podido vencer la resistencia de un pueblo digno.

La diferencia en ambos casos es muy notable, pero las semejanzas y efectos son muy parecidos, veamos, ambos pueblos, venezolano y ucraniano sufren hambre, desabastecimiento, devaluación de su moneda, emigración, pobreza, miseria y exclusión, pero se diferencias en que USA, no disparo ningún arma convencional contra los venezolanos, no destruyó puentes, infraestructura, aeropuertos ni edificios, mientras que Rusia si lo ha hecho y lo continúa haciendo en el despiadado ataque al pueblo ucraniano. Pero se debe decir que ambos ataques el de USA a Venezuela y el de Rusia a Ucrania, son igual de criminales, pues han puesto en riesgo a mujeres, ancianos y niños.

Venezuela es satanizado por ser amigo de Rusia y de China, pero ahora, cuando Rusia amenaza con cerrar la llave del petróleo y del gas licuado con que alimenta las empresas y la economía europea y de USA, el presidente Biden voltea a mirar a su dictadorzuela Maduro, e inicia un acercamiento para poder conseguir una alternativa que le suministre el combustible fósil a su economía, es decir, el peso de la responsabilidad con su pueblo lo lleva a dar marcha atrás a el discurso impuesto por su antecesor Trump, pues él, Biden, sospesa que la prioridad es su pueblo y no un discurso ni una postura de agresión contra Venezuela.-

En tanto un gobierno casquivano como el nuestro persiste en una pelea, en un discurso agresivo contra Venezuela, poniendo la economía y la seguridad de la frontera y ciudades fronterizas como Cúcuta, enfrentando problemas económicos y la quiebra de sus empresas. Ahora que posiblemente Biden anuncie que Maduro es “Nuevo mejor amigo” ¿qué dirá nuestro chafarote presidente Duque? Claro, ya está en USA pidiendo instrucciones y a lo mejor le reinicien el chip y venga también con discurso suavizado de paz.

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