Por: Fabio Alonso Vergel Serna – economista

     Amables lectores, en esta oportunidad con mi nieto Pablo les comentaremos sobre la doctora Piedad Córdoba Ruiz, quien murió, antes de cumplir sus 69 años de edad, era Senadora de la República, por el Pacto Histórico al momento de su fallecimiento.

“La muerte llega sin avisar, cruel y silenciosa, se lleva lo que más queríamos.

    Un adiós repentino y desgarrador, deja un dolor que sumerge el corazón en tristeza y nos llena de melancolía.

    En el fondo de esta aflicción inmensa, nos enseña a valorar lo vivido, nos recuerda la fragilidad de la vida, y nos invita a apreciar cada despedida”.

    “Ella nació nueve años después, de haberse instaurado el fascismo en Colombia, con los presidentes, Mariano Ospina Pérez, Laureano Gómez Castro y Roberto Urdaneta Arbeláez.

      El primer gran brote fascista, crudelísimo, fue el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, planificado desde los Estados Unidos e instrumentalizado aquí en Colombia, por la extrema derecha, donde participaron conservadores, liberales y el clero colombiano. Sus contradictores políticos, obedecían a los intereses de grandes empresarios y latifundistas nacionales, supeditados a monopolios internacionales.

    Hay que decir, que Colombia estará siempre en deuda con la senadora Piedad Córdoba, a pesar de todos los homenajes que se le rindan.

    La persecución a la que ella estuvo constantemente sometida, por parte de la ultraderecha colombiana, incrustada en la administración pública, como fue el caso del procurador fascista Alejandro Ordóñez y de elementos aviesos, de diversas procedencias, impidió que a ella se le reconocieran sus méritos, de pacifista convencida, de persona dedicada toda la vida a la causa de la paz, exponiendo su propia existencia, haciendo diálogos permanentes con los principales políticos de Colombia, obviamente, también, contactando con los grupos rebeldes de diversa índole y eso mismo le valió, ser tildada de extremista y hasta de desempeñar un papel nocivo para la sociedad colombiana, para el mismo establecimiento, como si fuera una traidora de los principios constitucionales y de toda la tradición democrática de Colombia, lo cual no era cierto, porque si alguien estuvo convencido de los principios liberales, era justamente, la doctora Piedad Córdoba. Ella fue sin duda, una liberal irreprochable y practicó el liberalismo, de la manera más firme, segura de su ideario, independientemente, de que le haya tocado, al final, buscar alianzas, con sectores de izquierda, que representan, legítimos intereses nacionales y convergen en el Pacto Histórico”.

Tomado del Semanario Voz.

Igualmente, les compartimos el siguiente artículo:

PIEDAD CÓRDOBA: LA “MALDECIDA”- Por: Felipe A. Priast

    Podrán decir lo que quieran sobre Piedad Córdoba, que yo mismo nunca estuve convencido de sus “proximidades” políticas (Chávez, Maduro, las Farc), y mucho menos de las actividades de ciertos miembros de su familia. Pero esa vieja defendía sus convicciones con un tesón raro considerando el carácter average del colombiano, y ese coraje siempre lo admiré.

     A mí me gustan la gente con coraje personal, y esa vieja tenía ese coraje personal que yo tanto admiro.

    Y antes de vaciarse con comentarios crueles y ofensivos ahora que ha fallecido, sus más acérrimos opositores deberían tratar de ponerse en los zapatos de una mujer como ella.

     Nacida en la pobreza, siendo afro en Antioquia, en donde ser afro más que una desventaja es casi una maldición, y con filiación de izquierda, la vida de esa vieja fue siempre remar contra-corriente.

     Y a aquellos que la critican porque era muy cercana a Chávez y Maduro, les digo eso: solo en la Venezuela chavista la vieja se sintió, por única vez en su vida, con la corriente a su favor.

    Es difícil ser negro en Colombia, un país podrido con el racismo. Pero ser negro y de izquierda, en un departamento como Antioquia, es casi estar jurado, una maldición.

    Y, en el fondo, yo le reconozco su deseo de luchar por una sociedad más igualitaria, porque su lucha reverbera con la mía, pues ese es también mi objetivo. Yo no soy socialista, pero sí creo en una sociedad más igualitaria en donde haya igualdad de oportunidades.

     En últimas, creo que se fue de este mundo con la corriente circulando a su favor después de haber visto la elección del primer presidente de izquierda en Colombia, aunque creo que esa paz interior que debió alcanzar por ello debió quedar neutralizada por la cagada de su hermano traqueto.

     La gente acomodada en Colombia no posee poder de abstracción para entender los padecimientos de la gente más humilde. Cuando alguien de una familia humilde alcanza dinero, renombre o fama, esa persona no viene acompañada de una familia con un médico reconocido en la familia, un arquitecto famoso en la familia o un primo senador. La gente humilde que triunfa son ellos solos, y, por lo general, vienen acompañados de una cola negativa como le ha pasado a Petro y a Piedad Córdoba. Hijos caspas, hermanos traquetos, primas putas, tíos ladrones. ¿Ustedes que creen, que las familias de la gente humilde están llenas de gente rica, prestante y famosa? Por eso son pobres y humildes, porque no tienen nadie en sus familias que los ayude, y en busca de algo para salir de la miseria, algunos de esos familiares toman el rumbo equivocado. Le pasó a Petro con su hijo caspa, y le pasó a Piedad Córdoba con su hermano traqueto, y ni usted ni yo somos nadie para juzgar. Si en vez de ser negra Piedad Córdoba hubiera sido blanca, y si en vez de llevar el humilde “Córdoba” de apellido hubiera llevado el “Tobón White”, por decir cualquier cosa, hoy la estarían velando en el Congreso y su entierro habría sido con carruaje jalado por caballos. Pero como apenas le alcanzó para que le dijeran “La Negra”, su entierro no pasará de un asunto familiar atendido mayoritariamente por afros como ella.

    Petro debería cagarse en todo el dizque “aristocracia” colombiana y rendirle honores a Piedad como debe ser. Después de todo, si fue verdad que ayudó en el proceso de paz con las Farc, y eso, fue un logro tangible, que es mucho más de lo que ha hecho el 90% del Congreso de Colombia.

     “Coraje” es la palabra que define a Piedad Córdoba, y yo siempre estaré allí para exaltar el coraje.

   Piensen en la vida de Piedad Córdoba y todo el coraje político que siempre demostró, y ahora piensen en la cara de cagado permanente que siempre muestra Barbosa y pregúntense quién les causa una mejor impresión, si esa “negra” corajuda, o ese calvo cagón hijo de puta.

¡Éche!, yo no sé ustedes, pero si a mí ME ponen a escoger entre esos dos, yo escojo un millón de veces a Piedad Córdoba…

Q.E.P.D.

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