Por: Fabio Alonso Vergel Serna – economista
Amables lectores la conversación con mis nietos María Alejandra y Pablo tiene como núcleo central recordarles el día que masacraron a un pueblo liberal en Norte de Santander.
El 16 de noviembre de 1949 dejó una honda huella en los habitantes de El Carmen. Ese día, la violencia bipartidista que se desató tras al asesinato del caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán, el 9 de abril de 1948, y provocó ‘El Bogotazo’, marcó poco más de un año después la historia de ese pueblo de Norte de Santander.
El Carmen era conocido por ser un bastión liberal en una región de tendencia conservadora. El Congreso de la República era mayoritariamente liberal y el presidente Mariano Ospina Pérez era conservador.
De acuerdo con el Centro de Memoria Histórica, integrantes de la ‘Policía Chulavita, considerado un grupo paramilitar, fueron los autores de esa masacre.
Dicen que los verdugos actuaron durante 10 días apoyados por la Iglesia Católica y zonas vecinas como Ocaña y Convención. El resultado fue el asesinato de más de 70 habitantes y un pueblo saqueado.
Un documental producido por estudiantes de Comunicación Social de la Universidad Francisco de Paula Santander de Ocaña (UFPSO) ‘En lo profundo del alma espantan’ cuenta detalles de la masacre y resalta que después de este fatídico día quedó impregnado en la región del Catatumbo el dicho ‘A ROBAR AL CARMEN QUE LAS PAREDES SON VAJITAS’.
Efraín Torres de la Rosa y Mario Navarro, sobrevivientes que aparecen en el documental ‘En lo profundo del alma espantan’, relataron que el sacerdote del pueblo, Ebardo Salazar, era muy político y se dijo que “se prestó’ para facilitar la masacre, porque a él se le veía un resentimiento “muy grande” contra el liberalismo.
José de Dios Márquez, habitante del pueblo que vivió lo acontecido, afirmó que “fue una noche muy negra, desastrosa por la llegada de esa gente –los ‘Chulavitas’-. Decían que venían en son de paz”.
En una columna de Nahum Sánchez, publicada hace años por La Opinión, precisó que “luego de los 10 días de la sangrienta toma, sus autores regresaron con camiones y volquetas repletos de mercancías y hasta con las puertas, camas y utensilios de cocina que cupieron en los vehículos. Como por arte de magia, los radicales delincuentes se convirtieron en respetables comerciantes, reconocidos dirigentes conservadores, socios de los clubes sociales más prestigiosos de Ocaña y Convención”.
Sobre la masacre, Olger García, otro columnista de ese medio, también se refirió en una oportunidad al gobernador de esa época, Lucio Pabón Núñez.
“Mucho se ha hablado de Lucio Pabón Núñez desde el punto de vista político por algunos hechos luctuosos que sucedieron en El Carmen. ¿Qué pasó en El Carmen? es una publicación del propio Lucio Pabón, basada en numerosos y bien examinados documentos que comienza diciendo que los boletines que circulaban al respecto eran editados por los liberales en Bogotá y Barranquilla y las acusaciones eran producto de pasiones políticas para enlodarlo”.
Algunos escritos sobre este lamentable hecho luctuoso de la historia han indicado que fue Pabón quien dirigió el plan de exterminar el pueblo ‘liberal gaitanista’ en el Catatumbo y que por eso envió un centenar de ‘chulavitas’ para masacrar a los carmelitanos.
La matanza generó un declive económico en el municipio y el desplazamiento de cientos de personas, por su ideología liberal. Hoy sus habitantes en su mayoría votan por la derecha.