
¿SI NO ES POR NUBIA, POR QUIÉN?
Por Óscar Hernán Pallares Ropero
Es una pregunta muy recurrente en procesos electorales cuando hay varios candidatos, todos muy buenos pero que no cumplen plenamente las condiciones que el elector requiere para votar con confianza por uno de ellos.
Esa situación es la que se presenta en estos momentos a raíz de la convocatoria a elecciones democráticas y legalmente establecidas por parte de la Asociación de Educadores del Cesar, Aducesar.
Ya están en camino los candidatos del Norte hacia el Sur para conseguir los votos de los profesores afiliados que les permitan continuar en el cargo que ostentan desde hace varios años, o para ocuparlo por primera vez como directivos de la asociación. Rara coincidencia la que ocurre con nuestra gente del Sur. Uno no oye que los candidatos del Sur se desplacen al Norte a conseguir sus votos, contrario sensu, en cualquier tipo de elección siempre los del Sur ponen los votos para que gobiernen los del Norte.
En esta oportunidad se calienta el proceso de renovación de los directivos departamentales y los de cada municipio para un nuevo periodo estatutario del sindicato de los profesores. Es una decisión muy importante la que tienen que tomar los maestros cuando estén frente a la urna. Una equivocación elemental los puede llevar a tener que lamentarse por largo tiempo y lo peor, a sufrir las consecuencias de ese pequeño desliz de apreciación.
Además, se van a elegir los delegados de cada municipio, para nada, más y nada menos, ser los que decidan el rumbo, el destino de la Asociación. La Asamblea Delegataria es la máxima autoridad de Aducesar. No es cualquier cosa ser delegado. Por ello los candidatos deben ser de unas cualidades especiales, tener criterio político, administrativo y de defensa de los derechos de los profesores, de la educación pública y de la calidad de la educación. No pueden ser monaguillos porque Aducesar no es una parroquia y no puede estar alineada con gobierno de turno alguno para que no pierda la independencia para defender lo anterior.
De lo anterior se colige que las elecciones de Aducesar se deben asumir con gran responsabilidad. Que no les pase a los profes como les pasa a los colombianos que salen a votar mal el día de elecciones y se la pasan todo el año lamentándose de su mala decisión; incluso, a la mayoría ni les importa un carajo no salir a votar, y por ello siguen los mismos con las mismas.
Volviendo al tema de los del Norte viniendo a recoger votos de los del Sur, para que una vez elegidos solo retornen cuando nuevamente necesiten sus votos, recordemos que el solo Aguachica tiene 520 profesores afiliados que perfectamente darían para que la Junta Directiva departamental tenga por lo menos dos curules en el edificio Saulo Arboleda de Aducesar en Valledupar. En estos momentos el Sur no tiene una sola representación. A quién constantemente apreciamos en las luchas del magisterio del Sur es al profesor Rafael Escalona, pero en esta oportunidad no va, y por lo tanto se hace necesario que el Sur tenga representación en la Junta Directiva Departamental.
Y cosa que demuestra que somos una colonia del Norte; el Sur, con 520 votos en Aguachica, más los de Gamarra, San Alberto, San Martín, Río de Oro, Gonzales, Pelaya y La Gloria, no ha dado sino para tener una sola candidata. Afortunadamente para el Sur, para Aguachica, y cosa especial para los gaitarenos, esa candidata es Nubia Eusse.
La conozco personalmente desde cuando dirigió la lucha de los profesores municipales, eran nombrados por contrato, por 10 o menos meses, para que fueran incorporados a la planta docente municipal con recursos del Sistema General de Participación del orden nacional. Ganaron la pelea y desde 1997, si no me acuerdo mal, son docentes de planta más de 50 profesores exmunicipales, y desde esa época no la he visto flaquear en la defensa de la educación pública, la educación de calidad y los derechos de los profesores.
Por esas razones los maestros, especialmente los del Sur, a la hora de votar se deben preguntar, si no es por Nubia Eusse ¿Por quién?
PRIMER RECREO: Cuando uno acepta un cargo público, y más si es de libre remoción, lo hace por tres cosas: primero por ser competente, honesto, con sentido de pertenencia con el cargo y leal; segundo, porque quiere poner sus conocimientos y capacidades de trabajo al servicio de la empresa y del progreso del pueblo, y tercero, para que le produzca un ascenso personal y profesional en experiencia, conocimientos, capacidad de trabajo y querer de la gente.
¿Si de antemano se sabe que no se le va a valorar lo primero ni conseguir lo segundo y tercero, por qué la gente acepta esos puestos?