Por: Diógenes Armando Pino Ávila
Conocí a Guillermo por allá en el año 1991, cuando se presentó a Tamalameque de sombrero sabanero, pantalón de lino blanco y camisa vaporosa del mismo color, terciada a su hombro una mochila arhuaca y calzando abarcas trespuntá; andaba armado de una cámara fotográfica de alta resolución, una grabadora de periodista y un deseo desbordante y contagioso de entrevistar a todos los que de alguna manera tenían que ver con las Tamboras.
A mí, me pareció un joven deslumbrado por la cultura anfibia, recién salido de su ciudad y extasiado por el dum dum sonoro y la danza hipnótica de las tamboras decembrinas, un cachaco más, pensé, disfrazado de caribe, pero cual no sería mi sorpresa al oírle decir que era de Barranquilla, me habló con voz pausada, tranquila, me pidió que lo relacionara con los diferentes grupos que participaban en el festival, como en efecto lo hice; jamás dijo que había estudiado música, no hizo alarde de su profesión, antes por el contrario, habló con sencillez y amabilidad con todos, siempre asombrado por lo que oía y veía. Dos días después se fue.
Años después desde París, nos escribió contándonos que estudiaba en la Sorbona, un doctorado en Musicología Étnica y que aspiraba que su Tesis de grado tratara sobre La Tambora. Le contesté que eso honraría a nuestra cultura y que estábamos prestos a apoyarlo en lo que fuere necesario, estaba yo de alcalde popular de mi pueblo.
Volvió en el año 1.994 al Festival Nacional de la Tamboras y la Guacherna, grabó, entrevistó y departió con los tamboreros y los organizadores del festival, de nuevo con su sencillez y humildad características y me comentó que volvería a terminar el trabajo de investigación.
En el año 1.995, se presentó a Tamalameque con su atuendo de lino blanco, un equipo de grabación de 5 o 6 canales, una cámara de video y dos ayudantes, hizo una serie de entrevistas, filmó, grabó a los grupos, y prosiguió su recorrido por la Depresión Momposina grabando y entrevistando in situ a todas las personas y grupos que tenían algo que ver con las Tamboras.
En el año 1998, nos sorprendió gratamente cuando me llamó para decirme que, a manos de un amigo, me hacía llegar la copia de su tesis de grado, la cual recibí y aún la conservo como algo de valor intangible, pues es un documento base para los investigadores venideros que quieran incursionar sobre La Tambora. (Está escrita en francés, por supuesto).
En el año 2005 dio a conocer dos CDs titulado «TAMBORA Baile cantado en Colombia» y “TAMBORA II música tradicional momposina”, donde publicaba las grabaciones hechas a los grupos de tambora de la Depresión Momposina en su trabajo de campo, lo cual es un excelente trabajo de investigación y una antología de los cantos de tambora de nuestra Costa Colombiana.
A finales de Agosto de 2005, recibí un E-mail donde me manifestaba que su esposa traería de Paris un libro que pensaba regalarme y en efecto a principios del mes de septiembre lo recibí y de tal deferencia de Guillermo conmigo estoy altamente agradecido.
Con muchas dificultades, y peleando con un software de traducción fui poco a poco leyendo, paginas por paginas el libro, con el sinsabor de que el traductor me hablaba como Tarzán, y me angustiaba perder la esencia de algunos párrafos, pero fui degustando la exquisitez de su pluma, la sobriedad del investigador, la rigurosidad del que científicamente acomete tal labor, me parece que todos los amantes de la Tambora debemos leerlo, debemos degustarlo y saborearlo hasta sacarle el zumo de sus líneas donde está plasmada la valía de nuestra cultura anfibia.
Sobre el libro me comentaba que los franceses se lo publicaron, porque aquí en Colombia el Ministerio de Cultura no manifestó ningún interés sobre el particular y que Dios mediante, lo publicaran en español.
En qué país vivimos, por qué «las vacas sagradas» de la cultura colombiana (¿Aquellas que ostentan los cargos gubernamentales para engrosar “currículo vitae”, y cotizar para pensiones jugosas, no entienden que lo propio, lo nuestro tiene su valor? ¿Hasta cuándo será la cultura será la cenicienta del paseo? ¿Cuándo los trabajadores de la cultura, los intelectuales y los ciudadanos comunes haremos causa común para defender el patrimonio cultural nuestro?
Si no lo hacemos, estaremos condenados a la esclavitud, pues otros países, otras culturas vendrán, y hoyarán la nuestra, lapidarán nuestra conciencia y cuando estemos sometidos se cagarán sobre nosotros.
Guillermo Carbó Ronderos, estudió en el Conservatorio Nacional, Bogotá, y composición en Berklee College of Music, Boston. Magister en Musicología y doctor en Etnomusicología de la Universidad Sorbona de París.
Mi agradecimiento a nombre de los que amamos la Tambora.