
***
No, no eran chicas de burdel,
Fueron jóvenes alegres que echaron a volar sus ansias desbordadas.
Fueron aves libertarias que asomadas al precipicio
Decidieron emprender su vuelo
Caída libre que tensa la cuerda del violín del alma
Y emite vibraciones que son un canto a la vida.
No, no eran chicas de burdel
Eran chicas reprimidas
Que decidieron levantar la piel del tiempo
Para adelantarse un poco a su edad de oro.
Fueron jóvenes reprimidas
Que rompieron su rutina buscando una aventura
Para vivirla y contar a sus amigas,
Adrenalina pura que fluye y enerva
Las ansias locas de descubrir algo nuevo
aventura, del que abren el paquete nunca recibido
Del regalo esperado en su infancia.
No, no eran chicas de burdel
Fueron chicas del común que decidieron no serlo,
Chicas reprimidas que rompieron la coyunda del temor
Y resolvieron por sí solas, O por presiones de la vida
Buscar nuevos horizontes, nuevas sensaciones,
Y se aventuraron por el callejón peligroso
De la vida de fiestas y de sexo sin control.
No, no eran chicas de burdel,
Fueron amantes oportunas
Para hombres solitarios esa noche de bohemia.
Tampoco fuimos los faunos
Desfloradores de ninfas inmaculadas
Que abusamos de la inocencia alba
De castas doncellas de himen sagrado.
No, ni ellas fueron chicas de burdel
Ni nosotros los faunos violadores,
fuimos jóvenes con el brío de la edad temprana,
Fuimos briznas llevadas por el viento
Hacía tiempo y lugar donde la libido
Explota en fragmentos de alegría
Donde la intensidad y el tiempo se acelera,
Donde se vive a prisa el momento
Y se saborea con fruición la vida antes que se acabe.
Fuimos víctimas y victimarios, cazadores y presas,
Gozo y tormento en esas circunstancias de la vida,
Fuimos y tal vez lo volveremos a ser.
La aventura aguarda.