Por Óscar Hernán Pallares Ropero

EL SÍNDROME DEL MESÍAS EN EL FÚTBOL.

El diccionario RAE define MESÍAS con varias acepciones:

1. m. En el judaísmo, salvador y rey descendiente de David, prometido por los profetas al pueblo hebreo.

2. m. En el cristianismo, redentor enviado por Dios para salvar a la humanidad.

3. m. Sujeto real o imaginario en cuyo advenimiento hay puesta confianza inmotivada o desmedida.

     Para el caso a tratar, tomo mesías en minúscula y en la tercera acepción de la definición del diccionario RAE: “sujeto en quién se ha puesto confianza in motivada o desmedida”.

     Es necesario tener en cuenta esta definición porque en estos momentos medio Colombia está esperando al mesías que embarque a la selección de fútbol en el avión que va para Qatar.

    En las esquinas de Colombia todo el mundo es abogado, politólogo y mejor entrenador de fútbol que el sumo de todos los entrenadores. Es así que ante la inminente cerrada de las puertas de la selección colombiana de fútbol a Qatar todos tienen la fórmula para montarla al avión rumbo al mundial de futbol 2022: Que el salvador es James, no, que ya no, que es Falcao, que tampoco, que ahora es Teo…

    Y así, como los hebreos al Mesías, los dirigentes, los periodistas deportivos y los entrenadores de esquina esperan al que es con confianza inmotivada y desmedida. Pero mientras llega el mesías, a la selección de fútbol la va a dejar el avión que va a Qatar 2022.

     Yo de fútbol solo tengo la afición y recuerdos cuando me ponía los guayos, pero me llama la atención que casi todos creen en el mesías futbolístico que ya es un síndrome.

    Considero que el problema sufre y ha padecido la selección nacional de fútbol es el desprecio al equipo y la idolatría al sujeto. Eso destroza la autoestima de los integrantes del equipo ya que si siempre se está esperando en un jugador salvador significa que los demás integrantes del equipo no sirven para nada.  Cuando uno es más que todos, nadie responde por lo que le corresponde. Sabiendo que no son los mesías, ningún jugador juega un poco más de lo que debe. O en últimas, juega para sí mismo en busca de que lo proclamen el mesías del equipo.

     Ese individualismo destructor de todo, no es solo un síndrome en el fútbol. Es la esencia del neoliberalismo que le rinde culto al individualismo. En lo económico reduce a la mínima expresión el papel del Estado, fomenta la libertad económica para hacer negocios con base en la privatización y estimula el canibalismo individual con tal de sobresalir en el desempeño.

    En el fútbol y en todo juego colectivo, si no hay planeación, fuerza colectiva, confianza en cada uno de los jugadores y estímulos para todos; si se cree que lo anterior no es importante ante un salvador en la planilla, por más mesías, pelés, maradonas, valderramas que existan, siempre el equipo será de segunda. Victorioso fue un equipo como el Barcelona donde todos eran tenidos como grandes.

     Como los cristianos lo saben y los hebreos lo esperan, Mesías, con mayúscula, solo hay uno, pero la selección Colombia está compuesta por 11 jugadores en la cancha. Sólo tendremos selección Colombia de verdad, competitiva, y orgullo de todos cuando cada uno de los jugadores sea mesías.

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